Mientras que en la entrada del campo santo distintas empresas y vendedores ambulantes aprovechan la ocasión para ofertar sus productos que van desde una vela de diez pesos hasta planes funerarios y de cementerios privados.
En esta ocasión, niños y jóvenes, además de vender velas, con escobas en las manos, ofrecen limpiar las tumbas por 50 y cien pesos. Pero hay pocas personas que usan estos servicios debido a que los particulares retiran ellos mismos la basura.
“Mientras yo tenga fuerzas en las piernas, no dejaré de venir a visitar a mis padres y a mi hermana”. Dijo Matilde Saneitte que junto a su hermano Braulio tiene nueve años visitando las tumbas de sus padres, quienes fallecieron con cuatro meses de diferencia entre sí.
Ambos dijeron que se sienten felices cada vez que viene el Día de las Madres y de los difuntos porque, aunque no remedian nada con eso, los llevamos presentes.
Para Lidia Martínez, visitar la tumba de sus esposo, aunque le da nostalgia, también le proporciona felicidad porque le agrada ver el panteón bonito con flores y velas.
Aunque la fachada del cementerio luce limpia, con los árboles podados y la basura recogida, los visitantes a las diferentes tumbas tienen que limpiar las áreas y para ello hacen filas. Los que no traen sus galones de agua tienen que comprarlos entre 15 y 25 pesos o hacer fila para abastecerse de una llave que tiene el campo santo. Las flores oscilan entre los 40 y 60 pesos dependiendo el tamaño. Las vendedoras dijeron que es para el Día de las Madres cuando más personas visitan el lugar.
La queja generalizada de los visitantes es que no pueden dejar nada en las tumbas porque les rompen los candados y les roban. Así que, ni en el cementerio, hay paz.
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martes, noviembre 02, 2010
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