Devoción en el día de la Virgen

HIGÜEY. La eucaristía que se ofició ayer en la basílica de Higüey por el Día de la Virgen de La Altagracia fue una fiesta de celebración de los 320 años de esa devoción mariana en el país y de los 70 años de la inauguración del templo.

La Basílica fue decorada con naranjas, frutos del árbol donde, según la tradición, apareció una vez la imagen de la Virgen de La Altagracia.

Monseñor Benito de la Rosa y Carpio, arzobispo metropolitano de Santiago, presidió la eucaristía, junto al obispo de Higüey, Gregorio Nicanor Peña, luego de que a las 10:10 de la mañana llegara el presidente de la República, Leonel Fernández, acompañado de su esposa, Margarita Cedeño.

Se realizaron salvas de honor y se entonaron las notas del himno nacional.

Al principio se restringió la entrada a la Basílica cuando se agotaron los asientos, pero después, monseñor Peña dispuso que se dejara pasar a todos los feligreses que quisieran, aunque permanecieran de pies. Entonces, miles de peregrinos abarrotaron el templo.

“Es la fe popular la que realmente tiene cabida en este sitio”, expuso el padre Manuel Hernández. Algunos devotos vestían ropas de color azul, rosado o marrón, como manera de cumplir sus promesas a la Virgen. Otros acudían con velones encendidos y flores o entraban descalzos al templo.

De la Rosa y Carpio centró su homilía en un recuento de los orígenes de la devoción hacia Nuestra Señora de La Altagracia y la historia del templo. Expuso que documentos que datan de 1783, escritos por el arzobispo Isidoro Rodríguez Lorenzo, confirman que hace 320 años se celebran las fiestas en honor a la Virgen.

“Las tropas dominicanas ganaron una batalla contra las tropas francesas en 1691. El triunfo y el hecho de que los dominicanos regresaran a sus hogares a salvo se le atribuyó a la Virgen de La Altagracia”, expresó.

La imagen de la “protectora del pueblo dominicano” fue acomodada en un nuevo trono donado por Papo Menéndez y su familia. El anterior, que se usaba desde hace 200 años, se guardó para ser exhibido en el Museo Altagraciano que aún está en construcción.

Precisamente, monseñor De la Rosa resaltó la necesidad de que se termine el museo, el que consideró una plaza indispensable para Higüey como elemento religioso, cultural y turístico.

Además, destacó el trabajo que realiza la Comisión de Seguimiento para Remozamiento y Mantenimiento de la Basílica, cuyo gobernador es Alejandro E. Grullón.

Abrazos de fraternidad

A su llegada a la basílica el presidente Leonel Fernández y su esposa saludaron a los dirigentes perredeístas, de la corriente del expresidente Hipólito Mejía, Luis Abinader y Guido Gómez Mazara, que se encontraban en primera fila.

Al finalizar la eucaristía, Abinader, Gómez Mazara, Sergio Grullón y César Cedeño se acercaron a Fernández, con quien conversaron animadamente por unos minutos.

Más adelante intercambiaron sonrisas y abrazos, a los que también se sumaron los reformistas Carlos Morales Troncoso y Amable Aristy Castro. A la misa asistieron varios ministros del Gobierno y autoridades municipales y provinciales de Higüey.

Luego, Fernández y su comitiva compartieron un almuerzo en la casa del obispado junto a autoridades religiosas y de Higüey.

Devuelven haitianos

Varios autobuses que transportaban haitianos a la Basílica fueron detenidos por autoridades policiales y no los dejaron llegar al templo. Los que no tenían documentos fueron apresados y los demás fueron devueltos a sus hogares. Esa acción también perjudicó a dominicanos que venían en autobuses desde Barahona y Elías Piña, que fueron apresados a pesar de mostrar su identificación. (El Caribe)