CIUDAD DEL VATICANO (EFE)-. El papa Francisco volverá a reunirse desde hoy y durante todo el fin de semana con un grupo de víctimas de los abusos sexuales y de poder cometidos por el cura chileno Fernando Kadarima y escuchará uno a uno y en privado el dolor que esto les causó, sumado al silencio durante años de la Iglesia.
Un nuevo gesto de Francisco en su determinación de lanzar el mensaje de tolerancia cero por parte de la Iglesia ante estos casos.
Además de consolar a las víctimas, después de haber defendido al obispo de Osorno Juan Barros, uno de los acusados de encubrir a Karadima, aunque luego pidió perdón al asegurar que había sido mal informado.
Después de haber recibido hace algunas semanas a James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, víctimas de abusos por Karadima cuando eran menores y representantes de la lucha contra el silencio de la Iglesia chilena, Francisco volverá a abrir las puertas de su residencia, Casa Santa Marta, para escuchar a un nuevo grupo de “víctimas de abusos de poder, de conciencia y sexuales” por parte de ese cura chileno.
Se trata de cinco sacerdotes chilenos de la parroquia de El Bosque víctimas de Karadima, condenado en 2011 por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia; dos sacerdotes que han asistido a las víctimas en su recorrido jurídico y espiritual, y dos laicos implicados en este proceso.
El sacerdote chileno Francisco Astaburuaga Ossa, que durante 20 años se ocupó de las víctimas, señaló que todos se encuentran ya en la “casa” del papa.
Mañana podrán asistir a la misa matutina que Francisco oficia en la capilla de Casa Santa Marta, un privilegio que no tuvieron los 34 obispos que hace unas semanas se reunieron con el pontífice para después renunciar en bloque a sus cargos tras reconocer “graves errores y omisiones”.
Después Francisco les escuchará en grupo y luego, previsiblemente el domingo, dedicará la jornada a reunirse con cada uno de ellos de forma privada, dijo Astaburuaga.
Explicó que no vienen a aconsejar al papa sobre las decisiones que debe tomar sino solo a ser escuchados.
Un nuevo gesto de Francisco en su determinación de lanzar el mensaje de tolerancia cero por parte de la Iglesia ante estos casos.
Además de consolar a las víctimas, después de haber defendido al obispo de Osorno Juan Barros, uno de los acusados de encubrir a Karadima, aunque luego pidió perdón al asegurar que había sido mal informado.
Después de haber recibido hace algunas semanas a James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, víctimas de abusos por Karadima cuando eran menores y representantes de la lucha contra el silencio de la Iglesia chilena, Francisco volverá a abrir las puertas de su residencia, Casa Santa Marta, para escuchar a un nuevo grupo de “víctimas de abusos de poder, de conciencia y sexuales” por parte de ese cura chileno.
Se trata de cinco sacerdotes chilenos de la parroquia de El Bosque víctimas de Karadima, condenado en 2011 por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia; dos sacerdotes que han asistido a las víctimas en su recorrido jurídico y espiritual, y dos laicos implicados en este proceso.
El sacerdote chileno Francisco Astaburuaga Ossa, que durante 20 años se ocupó de las víctimas, señaló que todos se encuentran ya en la “casa” del papa.
Mañana podrán asistir a la misa matutina que Francisco oficia en la capilla de Casa Santa Marta, un privilegio que no tuvieron los 34 obispos que hace unas semanas se reunieron con el pontífice para después renunciar en bloque a sus cargos tras reconocer “graves errores y omisiones”.
Después Francisco les escuchará en grupo y luego, previsiblemente el domingo, dedicará la jornada a reunirse con cada uno de ellos de forma privada, dijo Astaburuaga.
Explicó que no vienen a aconsejar al papa sobre las decisiones que debe tomar sino solo a ser escuchados.
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