7 de junio de 2018

Adiós al micrófono de oro, Bueno Torres

Santo Domingo -. El don de la palabra fue la carta de triunfo de un bueno y pilar de la locución dominicana: Buenaventura Bueno Torres, quien murió ayer miércoles a los 75 años. Desde su niñez, en su natal San Pedro de Macorís, siempre se acercaba a las emisoras y conocía de locutores de la época sin quizás pensar que se iba a convertir décadas más tarde en voz estelar de las noticias y comerciales en República Dominicana.

Luego de trasladarse a Santo Domingo un profesor lo animó a estudiar locución porque le encontró cualidades. Ese vaticinio lo llevó a interesarse más en el tema y en poco tiempo se graduó en la escuela de locución Héctor J. Díaz de Radio Televisión Dominicana.

Cuando aprobó el examen para locutores, a los 16 años, “me convertí en el locutor más joven de la República Dominicana”.

En el 1963 fue su primera maestría de ceremonias, durante un acto presidido por el entonces presidente de la República, Juan Bosch.

Desde esa fecha y durante 55 años ejerció lo que definió una profesión que “no es para cogerla de hobby, sino que hay que dedicarle toda la vida”, como fue su ejemplo.

En el noticiario “Radio Mil Informando” dejó su sello en la radio, al igual que en otros programas.

VOZ DE LAS NOTICIAS UN MAESTRO DE GENERACIONES
Desde los años 60 se destacó en el popular noticiario “radio mil informando”
fue fundador del círculo de locutores, vocero de la dncd y de los bomberos
Buenaventura Bueno Torres, que nació el 11 de abril del 1943, fue un maestro de varias generaciones de locutores, sobre todo en la capital dominicana, donde en 1992 fue reconocido como hijo distinguido de esta ciudad. Lo mismo hizo la alcaldía de su pueblo natal que lo declaró “Macorisano meritorio”.

Entre sus premios recibidos, figuran 25 Micrófonos de Oro, otorgados por el Círculo de Locutores Dominicanos; tres Dorado; cuatro Casandra, de la Asociación de Cronistas de Arte, según se registra en el tomo XII de “Grandes dominicanos”, escrito por Carlos T. Martínez. Su respeto por la locución lo llevó durante toda su carrera, en la que sobresalió como locutor de noticias y de comerciales.

“En mi vida a mí no se me ha ocurrido decir una palabra descompuesta en los medios en los cuales he trabajado. Yo me asusto al escuchar periodistas que incursionan en la radio o la televisión con la descomposición de las palabras, siendo gente de muy buena educación”, dijo en una de sus entrevistas.

Bueno Torres fue voz estelar del noticiario “Radio Mil Informando”, que desde los años 60 fue líder de audiencia en la radio de amplitud modulada en Santo Domingo.

Radio Mil inició sus transmisiones el 14 de marzo de 1962, propiedad de Manuel María Pimentel, alineado al del Partido Revolucionario Dominicano. Tenía tres emisiones diarias y combatía los remanentes trujillistas. Las reseñas hablan Pimentel y el director Víctor Melo Báez fueron perseguidos por las fuerzas balagueristas a partir de 1966 y hasta el 1978.

Rompió esquemas

En el noticiario, Bueno Torres rompió el esquema de leer de manera lineal, junto a Darío Aracena y Joaquín Jiménez Maxuell.

“Desde que abrimos fuego en Radio Mil fue una pegada inmediata. Algo significativo: nosotros dramatizamos los hechos y personajes. Como yo venía de las radionovelas se me ocurre dramatizar los personajes. Eso nos trajo muchos problemas, especialmente a mí”, contaba Bueno Torres, quien participó de la radionovela “Kalimán, el hombre increíble”.

Al contar una de sus anécdotas, con 17 años de edad laboraba en La Voz del Trópico cuando recibió varias llamadas para que tocara el tema “Mataron al chivo”. Era el 31 de mayo de 1961, un día después de que ajusticiaron al dictador Rafael Leonidas Trujillo, y se desconocía del acontecimiento.

Sin sospechar la situación de peligro a la que se exponía, Bueno Torres contó que iba a colocar el tema en el plato, justo cuando llegó a cabina el propietario de la estación y lo evitó, evitándole un grave problema o quién sabe si salvándole la vida.

Hace una década, al ser preguntando sobre un posible retiro de los medios de comunicación, comentó que quien escoge trabajar locución o periodismo “tiene que saber que esto es una profesión de por vida”.

Sobre el tema abundó: “Esto es un oficio que conlleva muchos sacrificios, porque mientras unos gozan y bailan, nosotros trabajamos”.

Bueno Torres procreó seis hijos, aunque ninguno de ellos quiso dedicarse a la comunicación. A él le hubiese gustado que algunos de ellos optara por esta carrera, pero no contó con esa dicha.

Además de locutor, fue profesor universitario, vocero de la Dirección General de Control de Drogas (DNCD), miembro del Colegio Dominicano de Periodistas y del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo y voz de la Junta Central Electoral en algunas elecciones.

Bueno Torres siempre estuvo preocupado por la calidad de los contenidos. En una visita a Listín Diario, en junio del 2014, a propósito de la campaña por las letras limpias en la música urbana, el locutor planteó que su propuesta de crear un observatorio de la audiencia buscaba concienciar sobre la vulgaridad que se exhibe en los medios.

Según su criterio, en los últimos tiempo se vive “una locución desvirtuada y alejada de los principios que deben sustentar a un comunicador”.

En su tiempo libre le gustaba leer y escuchar música; entre sus pueblos preferidos, además del suyo, se encontraba Jarabacoa.

Su fe en Dios

A la hora de su muerte, la mañana del miércoles, se fue agarrado de Dios porque fue un confeso católico. “He mantenido en alta estima a la Escuela La Normal y la congregación de los Padres Salesianos”, contó en otra de las entrevistas.

Bueno Torres fue un férreo defensor del medio ambiente, y uno de sus mensajes lo dejó en el tomo XII de “Grandes dominicanos”, escrito por el periodista Carlos T. Martínez: “Debemos propiciar una mejor comunicación en la familia, para evitar que continúe la descomposición familiar y social que hoy en día enfrentamos. Nuestro pueblo merece un mejor destino, como lo idealizaron Juan Pablo Duarte y los Trinitarios”.

Sus restos son velados en la Funeraria Blandino y serán sepultados hoy a las 4:15 de la tarde en el cementerio Cristo Redentor.

AMIGOS Y LOCUTORES LE RECUERDAN
Ana Daysi Guerrero, Jesús Nova, María Cristina Camilo, Héctor José Tores e instituciones como Cultura, Acroarte y DNCD lo definen así.

CÍRCULO DE LOCUTORES Ana Daisy Guerrero, en nombre del Círculo de Locutores Dominicanos, dijo lamentar la partida del ícono de la locución dominicana, y expresó sus condolencias a sus familiares directos y al sector locutoril.

ACROARTE Estuvo nominado como Locutor de noticias en diez ocasiones. En el 1987, ganó como Locutor comercial y en 1999 se llevó a casa el último galardón como Locutor del año y en el Premio Acroarte Al Mérito Periodístico 2013.

DNCD La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) lamentó el fallecimiento del destacado locutor Buenaventura Bueno Torres, quien laboró de forma ininterrumpida en la institución por espacio de 30 años.

MARÍA CRISTINA CAMILO “Siempre le llamaba mi ‘Benjamín’, resulta que cuando vino a la Voz Dominicana a la escuela Héctor J. Díaz, él era el más joven de todos. Tuvimos muy buena relación desde que él comenzó hasta la hora de su muerte”.

CARLOS T. MARTÍNEZ “Para mí constituyó un ícono en la locución en el país y en la comunicación. Una figura que se dio a respetar y a querer, no solo como locutor o periodista, sino un hombre humano, un hombre de Dios. Bueno Torres es un amigo que jamás podré olvidar”.

JESÚS NOVA HIERRO “Bueno Torres, el amigo, el maestro, el hombre solidario y honesto, el compañero en los exámenes de los aspirantes a ser locutor, el ameno, el consejero, el caballero, el profesional. El que me marcó en mi adolescencia en Radio Mil”.

HÉCTOR JOSÉ TORRES “Lo conocí en la década de los 70 en la Escuela Nacional de Locución, fue una persona dedicada a la comunicación, siendo muy perfeccionista, trabajaba en Radio Mil y hoy República Dominicana ha perdido una gran voz”.

MINISTRO DE CULTURA El ministro de Cultura Eduardo Selman expresó su pesar por la muerte del locutor Buenaventura Bueno Torres, a quien definió como una persona que ejerció la profesión de comunicador con un alto sentido de responsabilidad. 

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