Traer a Sobeida es clave para ubicar red Figueroa

Santo Domingo-. De todas las faldas en que anduvo enredado José David Figueroa Agosto, de la que más se aferró fue a la de Sobeida Félix Morel. Bella, joven y habilidosa mujer cibaeña que cuando lo conoció voló tan alto como el águila.

Fue Sobeida, y no la barahonera Leavy Batista Nin -a quien conoció primero y con quien casó y tuvo una hija-, la mujer que por su gracejo, carácter y dotes físicos, deslumbró de tal manera al ahora reo que éste no sólo la hizo suya, separándola de Eddy Brito, sino que la convirtió en la “reina de su reino”.

Del entorno del boricua, fue Sobeida su favorita, la predilecta, la que más “encajaba” en los propósitos y vida del entonces fugitivo. No en vano es el interés de las autoridades dominicanas en gestionar la extraditación de Sobeida, porque ella no fue una simple amante, sino la que sabía de todos los movimientos del narco, de sus interioridades, negocios y de las distintas identidades que éste tenía. Conocía al “camaleón” como quiera que se vistiera.

Sobeida es “pieza clave” del tinglado que operó impunemente en el país Figueroa Agosto. Era astuta y reservada con el hombre que le transformó su vida social y económica. Por eso, obvió el peligro, abandonó su esposo y a sus dos hijos, y se acomodó a las oportunidades, beneficios, disfrutes y las garras del bajo mundo.

Tanto así, que nadie en el entorno de Figueroa manejaba tanto dinero como ella; nadie, tampoco, conocía y poseía los bienes y las comodidades de la “dolce vita”.

Sobeida, además, no era conflictiva.

Ella fue capaz de conocer a Leavy, la primera mujer de Figueroa Agosto, y conquistarla como amiga, al extremo de visitarse mutuamente, realizar compras juntas, ir de bonche y hasta frecuentar todos los sábados el mismo salón de la avenida de Los Próceres, en la Plaza Diamond.

Ambas, recuerdan las empleadas del negocio, daban aspecto de mujeres de peloteros de Grandes Ligas. Sin embargo, contrario a Leavy, que pagaba sin chistar entre cuatro y cinco mil pesos por cada arreglo de pelo y manicura, Sobeida era tacaña y siempre lo encontraba caro.

Llegó al país en el 2001 después de trabajar como bailarina en Suiza, y, cuando el boricua la conoció, vio en ella las condiciones de mujer que buscaba: elegante y discreta. Mientras otras se disputaban cirugías estéticas, residencias y yipetas, Sobeida no. Incluso, era la que administraba los gastos de Leavy y su hija Asly, y hasta incidió para que el capo le comprara a éstas una casa en Santo Domingo Este.

Leavy se sintió agradecida. No veía en Sobeida una rival sino una aliada. Esa realidad no la comprendió “Vianka la Gorda”, que en su papel de celestina quiso buscarle marido, lo que le costó la vida tan pronto Figueroa se enteró.

Figura vital del proceso

Con Félix Morel extraditada, el Ministerio Público tendría en estrados a la principal testigo para demostrar al tribunal del juicio preliminar las acusaciones de lavado de activos provenientes del narcotráfico que pesan contra el grupo de encartados.

Ella, beneficiaria como la que más de la red de Figueroa Agosto, es también una “pieza clave” en el esclarecimiento de los hechos, porque no sólo manejó el dinero que figura como evidencia palpable del expediente (4.6 millones de dólares), sino que es conocedora de las inversiones o negocios que realizaba su amante.

Pero, además, fue en el apartamento de Sobeida donde Figueroa Agosto vivía hasta la noche del operativo en que “milagrosamente” logró escapar cuando fue perseguido por el sector Evaristo Morales, dejando abandonado el vehículo. Su presencia en el juicio sería el aspecto nodal y el escenario único para derrumbar los argumentos que pudiera presentar la defensa de los demás acusados en los debates de fondo del proceso.

Sobeida conocería o no a cada uno de los procesados, y de ahí su importancia para el rol de acusador del Ministerio Público.