Miles de personas, familiares amigos del arte y el canto, maestros y estudiantes, autoridades civiles y militares acompañaron al cantautor Anthony Ríos hasta su última morada, el cementerio municipal Cristo de los Milagros, donde también reposan los restos de sus padres.
Al sepelio asistió la cantante puertorriqueña Yolandita Monge, quien acompañó el coro de la iglesia para cantar una canción de despedida a su “amado amante”.
Los restos de Anthony Ríos fueron sacados de la funeraria San Antonio con la entonación del Himno Nacional, para luego seguir hasta el parque Mercedes de la Rocha, donde el féretro dio una dos vueltas al lugar de recreo, a petición del artista, que dijo “cuando muera quiero me entierren en mi pueblo y me paseen por el parque, donde me rodee en mis años mozos”.
Al sepelio asistieron al menos 11 de los 25 hijos, además de nietos, viejos amigos del arte y el canto.
“Anthony no ha muerto, se multiplicará, porque ha sembrado en tierra fértil”, exclamó el sacerdote Pablo Daniel Zorrilla, quien ofició la misa de cuerpo presente.
Sergio Hernández cantó “Cuando un amigo se va” durante el oficio religioso.
Anthony Ríos, cuyo nombre de nacimiento era Froilán Rodríguez, fue sepultado en un nicho anexo, donde reposan los restos de sus padres Gregorio Rodríguez y Julia Rodríguez.
Ya en el cementerio y para dar inició al programa de sepultura, el alcalde Odalis Vega ordenó liberar decenas de globos de color negro al cielo, para simbolizar y recordar que era el color que abrazó en su vestir, luego que falleciera su madre.
Entre los artistas que asistieron al sepelio estuvieron Sergio Vargas, Eddy Herrera y Marcos Caminero.
El acto final de sepultura inició con una marcha musical a cargo de la Banda Municipal y en el trayecto se observaba las ovaciones y los rostros tristes de viejos amigos de Hato Mayor, que no querían perderse del último adiós de Kínder, como lo llamaban en los barrios a aquel joven que llegó a esta ciudad en la década de 1970.
Juan Morales, exsenador y viceministro de Cultura, al comenzar el acto en el cementerio destacó los dotes morales y culturales de Anthony, al considerar que su carrera de más de 50 años deja como legado la alegría y la franqueza, algo imperecedero.
En el cementerio habló Ángel Mendoza a nombre de la familia, quien dijo que Anthony Ríos “fue auténtico al cantar y que no tomaba canciones prestadas para su repertorio, porque no tuvo que plagiar para triunfar” y que “fue un poeta y compositor popular natural”.
El arquitecto y declamador Omar Ramírez pronunció el panegírico de 26 minutos de duración en el que conjugó la poesía con las canciones de amor Anthony Ríos, para resaltar el valor invaluable que significó para la sociedad dominicana el artista.
El senador Rubén Darío Cruz prometió bautizar con el nombre del cantautor la Casa de la Cultura cuando sea terminada, así como una calle de la ciudad de Hato Mayor del Rey.
El ataúd fue descendido a la tumba con un intenso minuto de aplausos, seguido de canciones de su repertorio.
Al sepelio asistió la cantante puertorriqueña Yolandita Monge, quien acompañó el coro de la iglesia para cantar una canción de despedida a su “amado amante”.
Los restos de Anthony Ríos fueron sacados de la funeraria San Antonio con la entonación del Himno Nacional, para luego seguir hasta el parque Mercedes de la Rocha, donde el féretro dio una dos vueltas al lugar de recreo, a petición del artista, que dijo “cuando muera quiero me entierren en mi pueblo y me paseen por el parque, donde me rodee en mis años mozos”.
Al sepelio asistieron al menos 11 de los 25 hijos, además de nietos, viejos amigos del arte y el canto.
“Anthony no ha muerto, se multiplicará, porque ha sembrado en tierra fértil”, exclamó el sacerdote Pablo Daniel Zorrilla, quien ofició la misa de cuerpo presente.
Sergio Hernández cantó “Cuando un amigo se va” durante el oficio religioso.
Anthony Ríos, cuyo nombre de nacimiento era Froilán Rodríguez, fue sepultado en un nicho anexo, donde reposan los restos de sus padres Gregorio Rodríguez y Julia Rodríguez.
Ya en el cementerio y para dar inició al programa de sepultura, el alcalde Odalis Vega ordenó liberar decenas de globos de color negro al cielo, para simbolizar y recordar que era el color que abrazó en su vestir, luego que falleciera su madre.
Entre los artistas que asistieron al sepelio estuvieron Sergio Vargas, Eddy Herrera y Marcos Caminero.
El acto final de sepultura inició con una marcha musical a cargo de la Banda Municipal y en el trayecto se observaba las ovaciones y los rostros tristes de viejos amigos de Hato Mayor, que no querían perderse del último adiós de Kínder, como lo llamaban en los barrios a aquel joven que llegó a esta ciudad en la década de 1970.
Juan Morales, exsenador y viceministro de Cultura, al comenzar el acto en el cementerio destacó los dotes morales y culturales de Anthony, al considerar que su carrera de más de 50 años deja como legado la alegría y la franqueza, algo imperecedero.
En el cementerio habló Ángel Mendoza a nombre de la familia, quien dijo que Anthony Ríos “fue auténtico al cantar y que no tomaba canciones prestadas para su repertorio, porque no tuvo que plagiar para triunfar” y que “fue un poeta y compositor popular natural”.
El arquitecto y declamador Omar Ramírez pronunció el panegírico de 26 minutos de duración en el que conjugó la poesía con las canciones de amor Anthony Ríos, para resaltar el valor invaluable que significó para la sociedad dominicana el artista.
El senador Rubén Darío Cruz prometió bautizar con el nombre del cantautor la Casa de la Cultura cuando sea terminada, así como una calle de la ciudad de Hato Mayor del Rey.
El ataúd fue descendido a la tumba con un intenso minuto de aplausos, seguido de canciones de su repertorio.
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