Washington (AFP)-. La relación entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y sus servicios secretos está irremediablemente rota, lo cual pone en peligro Estados Unidos en caso de crisis, dijeron el miércoles exoficiales de la CIA.
Una semana después de que Trump calificara de "ingenuos" a sus servicios de inteligencia por haber cuestionado sus opiniones sobre Irán y Corea del Norte, estos exespías opinaron que el conflicto entre ambas partes se estaba volviendo muy peligroso.
"Una guerra abierta como ésa puede afectar las decisiones de los servicios de inteligencia y también las decisiones políticas", opinó George Beebe, exdirector de análisis sobre Rusia en la CIA.
Según él, a partir de ahora, cuando los servicios secretos tengan que alertar al presidente sobre una crisis inminente, el "primer pensamiento" de Trump será: "Están intentando confundirme para buscarme algún problema".
"Si los servicios de inteligencia alertan de algo, pero quien tiene que escuchar ese aviso no lo hace (...), el resultado no es diferente de si no hubiera ningún tipo de aviso", dijo Beebe.
Disputa sobre amenazas globales
Beebe y otros exmiembros de la CIA intervinieron en un debate organizado por el laboratorio de ideas Center for the National Interest (Centro por el Interés Nacional), en Washington, tras el último enfrentamiento público entre Trump y sus servicios secretos.
La semana pasada, en la presentación de su evaluación anual sobre las amenazas globales, los servicios de inteligencia contradijeron ante el Congreso varias afirmaciones de Trump.
Según ellos, a diferencia de lo anunciado por el presidente, el grupo yihadista Estado Islámico aún no ha sido derrotado, es poco probable que Corea del Norte renuncie a sus armas nucleares y Teherán está cumpliendo con el acuerdo sobre armamento atómico del que se retiró Estados Unidos por decisión de Trump.
El mandatario republicano respondió que los servicios secretos se equivocaban y convocó al director de Inteligencia, Dan Coats, y la jefa de la CIA, Gina Haspel, para abordar esa cuestión.
"¡La gente de inteligencia parece ser extremadamente pasiva e ingenua cuando se trata de los peligros de Irán. Están equivocados!", tuiteó Trump. "¡Tal vez la inteligencia debería regresar a la escuela!", añadió.
El presidente mantiene malas relaciones con sus servicios secretos desde que revelaron, tras su victoria electoral de noviembre de 2016, que Rusia había interferido en los comicios para ayudarle.
Trump calificó el informe de "politizado" y de "noticia falsa", antes de aceptar la versión del presidente ruso, Vladimir Putin, según la cual no hubo nunca ninguna intervención rusa en las elecciones estadounidenses.
"Muchos presidentes perdieron el amor hacia nosotros con el paso del tiempo", dijo el exdirector asistente de análisis en la CIA, Mark Lowenthal. "Pero la relación con Trump es diferente. Nunca hemos tenido a un presidente que se uniera a un líder extranjero, y mucho menos un líder ruso, y dijera: le creo, no creo en los servicios de inteligencia estadounidenses".
Para Lowenthal, la desconfianza de Trump ha debilitado a los analistas de inteligencia al afectar potencialmente su juicio.
La resistencia del presidente
Paul Pillar, profesor de la Universidad de Georgetown que pasó 28 años en la CIA, recordó que el presidente estadounidense es el encargado de fijar la política del país.
Pero, según él, Trump necesita las contribuciones de la inteligencia en su política.
"La mayor preocupación parece ser la resistencia total de Trump a la hora de asimilar nueva información, ya sea de forma escrita o a través de sesiones informativas, lo que dificulta el superar su ignorancia sobre muchos acontecimientos mundiales", dijo Pillar.
"Aún no se ha enfrentado a ninguna verdadera crisis internacional", añadió. Y "hay otra cosa de la que preocuparse: que se dude de las contribuciones de los servicios de inteligencia, que se vean con recelos, lo cual impediría una respuesta segura y eficaz ante cualquier crisis".
Una semana después de que Trump calificara de "ingenuos" a sus servicios de inteligencia por haber cuestionado sus opiniones sobre Irán y Corea del Norte, estos exespías opinaron que el conflicto entre ambas partes se estaba volviendo muy peligroso.
"Una guerra abierta como ésa puede afectar las decisiones de los servicios de inteligencia y también las decisiones políticas", opinó George Beebe, exdirector de análisis sobre Rusia en la CIA.
Según él, a partir de ahora, cuando los servicios secretos tengan que alertar al presidente sobre una crisis inminente, el "primer pensamiento" de Trump será: "Están intentando confundirme para buscarme algún problema".
"Si los servicios de inteligencia alertan de algo, pero quien tiene que escuchar ese aviso no lo hace (...), el resultado no es diferente de si no hubiera ningún tipo de aviso", dijo Beebe.
Disputa sobre amenazas globales
Beebe y otros exmiembros de la CIA intervinieron en un debate organizado por el laboratorio de ideas Center for the National Interest (Centro por el Interés Nacional), en Washington, tras el último enfrentamiento público entre Trump y sus servicios secretos.
La semana pasada, en la presentación de su evaluación anual sobre las amenazas globales, los servicios de inteligencia contradijeron ante el Congreso varias afirmaciones de Trump.
Según ellos, a diferencia de lo anunciado por el presidente, el grupo yihadista Estado Islámico aún no ha sido derrotado, es poco probable que Corea del Norte renuncie a sus armas nucleares y Teherán está cumpliendo con el acuerdo sobre armamento atómico del que se retiró Estados Unidos por decisión de Trump.
El mandatario republicano respondió que los servicios secretos se equivocaban y convocó al director de Inteligencia, Dan Coats, y la jefa de la CIA, Gina Haspel, para abordar esa cuestión.
"¡La gente de inteligencia parece ser extremadamente pasiva e ingenua cuando se trata de los peligros de Irán. Están equivocados!", tuiteó Trump. "¡Tal vez la inteligencia debería regresar a la escuela!", añadió.
El presidente mantiene malas relaciones con sus servicios secretos desde que revelaron, tras su victoria electoral de noviembre de 2016, que Rusia había interferido en los comicios para ayudarle.
Trump calificó el informe de "politizado" y de "noticia falsa", antes de aceptar la versión del presidente ruso, Vladimir Putin, según la cual no hubo nunca ninguna intervención rusa en las elecciones estadounidenses.
"Muchos presidentes perdieron el amor hacia nosotros con el paso del tiempo", dijo el exdirector asistente de análisis en la CIA, Mark Lowenthal. "Pero la relación con Trump es diferente. Nunca hemos tenido a un presidente que se uniera a un líder extranjero, y mucho menos un líder ruso, y dijera: le creo, no creo en los servicios de inteligencia estadounidenses".
Para Lowenthal, la desconfianza de Trump ha debilitado a los analistas de inteligencia al afectar potencialmente su juicio.
La resistencia del presidente
Paul Pillar, profesor de la Universidad de Georgetown que pasó 28 años en la CIA, recordó que el presidente estadounidense es el encargado de fijar la política del país.
Pero, según él, Trump necesita las contribuciones de la inteligencia en su política.
"La mayor preocupación parece ser la resistencia total de Trump a la hora de asimilar nueva información, ya sea de forma escrita o a través de sesiones informativas, lo que dificulta el superar su ignorancia sobre muchos acontecimientos mundiales", dijo Pillar.
"Aún no se ha enfrentado a ninguna verdadera crisis internacional", añadió. Y "hay otra cosa de la que preocuparse: que se dude de las contribuciones de los servicios de inteligencia, que se vean con recelos, lo cual impediría una respuesta segura y eficaz ante cualquier crisis".
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