WASHINGTON, Estados Unidos (AFP)-. El presidente estadounidense dijo este lunes que la caravana de migrantes que avanza hacia la frontera de Estados Unidos con México es una emergencia nacional y afirmó que puso en alerta a las patrullas fronterizas y a los militares.
“Lamentablemente, parece que la policía y los militares de México son incapaces de detener la caravana que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos. Criminales y personas de Medio Oriente no identificadas están mezclados”, dijo Trump en Twitter. “Yo alerté a la patrulla fronteriza y a los militares de que esto constituye una emergencia nacional”, agregó.
“Lamentablemente, parece que la policía y los militares de México son incapaces de detener la caravana que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos. Criminales y personas de Medio Oriente no identificadas están mezclados”, dijo Trump en Twitter. “Yo alerté a la patrulla fronteriza y a los militares de que esto constituye una emergencia nacional”, agregó.
Amenaza con recortar ayuda a Centroamérica
El presidente estadounidense dijo este lunes que empezará a cortar la ayuda económica a Guatemala, Honduras y El Salvador, al estimar que fueron incapaces de impedir que una caravana de migrantes partiera de Centroamérica rumbo a Estados Unidos.
Asimismo, indicó que la caravana implica una “emergencia nacional” y puso en alerta a las patrullas fronterizas y a los militares.
“A partir de ahora vamos a empezar a cortar, o reducir sustancialmente, la tremenda cantidad de ayuda externa que habitualmente les damos”, indicó Trump.
Hace más de una semana una caravana de migrantes que suma cerca de 3.000 personas partió de Honduras con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Actualmente el grupo se encontraba en el estado mexicano de Chiapas, en el sur del país.
“Cada vez que vemos una caravana o a personas entrando ilegalmente o intentando entrar ilegalmente al país, yo pienso en los demócratas y los culpo por no darnos los votos para cambiar nuestras patéticas leyes de inmigración”, dijo el presidente estadounidense, que llamó a no olvidar que se acercan las legislativas del 6 de noviembre.
Trump, que ya había amenazado a Honduras, El Salvador y Guatemala, con recortar la ayuda si no frenaban la caravana de migrantes, dijo comenzará a reducir los fondos.
El presidente estadounidense dijo este lunes que empezará a cortar la ayuda económica a Guatemala, Honduras y El Salvador, al estimar que fueron incapaces de impedir que una caravana de migrantes partiera de Centroamérica rumbo a Estados Unidos.
Asimismo, indicó que la caravana implica una “emergencia nacional” y puso en alerta a las patrullas fronterizas y a los militares.
“A partir de ahora vamos a empezar a cortar, o reducir sustancialmente, la tremenda cantidad de ayuda externa que habitualmente les damos”, indicó Trump.
Hace más de una semana una caravana de migrantes que suma cerca de 3.000 personas partió de Honduras con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Actualmente el grupo se encontraba en el estado mexicano de Chiapas, en el sur del país.
“Cada vez que vemos una caravana o a personas entrando ilegalmente o intentando entrar ilegalmente al país, yo pienso en los demócratas y los culpo por no darnos los votos para cambiar nuestras patéticas leyes de inmigración”, dijo el presidente estadounidense, que llamó a no olvidar que se acercan las legislativas del 6 de noviembre.
Trump, que ya había amenazado a Honduras, El Salvador y Guatemala, con recortar la ayuda si no frenaban la caravana de migrantes, dijo comenzará a reducir los fondos.
Siguen camino por México pese a los riesgo
TAPACHULA, México. Tras pasar su segunda noche en territorio mexicano, miles de hondureños indocumentados se preparaban este lunes para continuar su camino hacia Estados Unidos, pese al temor de ser detenidos y deportados en cualquier momento o secuestrados por narcotraficantes.
“Sabemos bien que este país no nos recibió como esperábamos y que nos pueden devolver a Honduras, y también sabemos que hay narcotraficantes que secuestran y matan a los migrantes”, dice Juan Carlos Flores de 47 años.
“Pero vivimos con más miedos en nuestro país, así que seguimos pa’delante”, agrega este hombre que está casi en los huesos.
En Honduras, un país golpeado por la violencia criminal de pandilleros y altos índices de pobreza, “la vida no vale nada, así que si quieres seguir vivo tienes que andar chispa (atento) todo el tiempo... sabemos cuidarnos”, ataja con una sonrisa.
Flores y otros 3.000 indocumentados llegaron el domingo a Tapachula (Chiapas) después de caminar más de siete horas desde Ciudad Hidalgo, fronteriza con Guatemala en el sureste de México.
En cuestión de minutos todos cayeron exhaustos en la plaza principal.
Su intención original era ingresar al país a través del puente internacional, paso oficial entre Guatemala y México. Pero el gobierno de este país cerró la frontera el viernes ante la llegada masiva de los hondureños.
Sin documentos
Muchos como Flores desistieron de pedir refugio o visa humanitaria, y optaron por cruzar el caudaloso río Suchiate a nado o en precarias balsas.
Poco más de 700 que sí entraron legalmente, según datos oficiales, están alojados en albergues del gobierno que Flores y sus compañeros evitan por miedo a ser deportados.
La AFP intentó entrar al albergue de Tapachula, pero guardias de seguridad prohibieron el paso de la prensa.
Los hondureños partirán este lunes a Huixtla, otra localidad chiapaneca, donde recobrarán fuerzas para seguir su caminata hasta Tijuana o Mexicali, aledañas a Estados Unidos, su destino final a más de 3.000 kilómetros.
El presidente Donald Trump advirtió el domingo que hará todo para “detener la embestida de migrantes ilegales” a su frontera sur. “Esas personas deben primero solicitar asilo en México, y si no lo hacen Estados Unidos los rechazará”, escribió en Twitter.
Pero una segunda caravana de casi un millar de hondureños inició el domingo su travesía a pie desde Guatemala para llegar a la frontera con México, en ruta hacia Estados Unidos.
El trayecto por México puede tomarles un mes, según Rodrigo Abeja, activista de la organización Pueblos Sin Frontera que ha acompañado a varias caravanas.
Ésta ha recorrido más de 700 km desde la hondureña San Pedro Sula, de donde partieron el 13 de octubre. Muchas mujeres con sus bebés y niños conforman el grupo.
“Existe el riesgo de que hagan operativos para detenerlos”, advierte Abeja, quien apunta que México dice cuidar los derechos de los migrantes pero no les facilita un paso seguro por su territorio, al no entregarles visas humanitarias con rapidez.
Muchos como Flores desistieron de pedir refugio o visa humanitaria, y optaron por cruzar el caudaloso río Suchiate a nado o en precarias balsas.
Poco más de 700 que sí entraron legalmente, según datos oficiales, están alojados en albergues del gobierno que Flores y sus compañeros evitan por miedo a ser deportados.
La AFP intentó entrar al albergue de Tapachula, pero guardias de seguridad prohibieron el paso de la prensa.
Los hondureños partirán este lunes a Huixtla, otra localidad chiapaneca, donde recobrarán fuerzas para seguir su caminata hasta Tijuana o Mexicali, aledañas a Estados Unidos, su destino final a más de 3.000 kilómetros.
El presidente Donald Trump advirtió el domingo que hará todo para “detener la embestida de migrantes ilegales” a su frontera sur. “Esas personas deben primero solicitar asilo en México, y si no lo hacen Estados Unidos los rechazará”, escribió en Twitter.
Pero una segunda caravana de casi un millar de hondureños inició el domingo su travesía a pie desde Guatemala para llegar a la frontera con México, en ruta hacia Estados Unidos.
El trayecto por México puede tomarles un mes, según Rodrigo Abeja, activista de la organización Pueblos Sin Frontera que ha acompañado a varias caravanas.
Ésta ha recorrido más de 700 km desde la hondureña San Pedro Sula, de donde partieron el 13 de octubre. Muchas mujeres con sus bebés y niños conforman el grupo.
“Existe el riesgo de que hagan operativos para detenerlos”, advierte Abeja, quien apunta que México dice cuidar los derechos de los migrantes pero no les facilita un paso seguro por su territorio, al no entregarles visas humanitarias con rapidez.
Los riesgos
El domingo, durante su trayecto a Tapachula, cientos de policías interceptaron a los migrantes para “invitarlos” a abordar camiones y llevarlos a un albergue para iniciar sus solicitudes de refugio o visa. La mayoría rechazó la oferta por temor a que fuera una trampa para regresarlos.
Sin documentos, los migrantes quedan en la clandestinidad a lo largo de miles de kilómetros de camino y a merced de traficantes de personas o drogas que los secuestran o buscan reclutarlos contra su voluntad.
En 2010, un grupo de 72 migrantes de Centro y Sudamérica fueron secuestrados por el cartel de Los Zetas y asesinados porque se negaron a unírseles, según el gobierno. Sus cadáveres fueron hallados en una bodega de Tamaulipas, fronteriza con Estados Unidos, todos con las manos atadas y tiros de gracia.
Mientras tanto, un grupo cada vez más reducido de hondureños permanece varado en el puente fronterizo en Ciudad Hidalgo esperando ingresar legalmente a México, aunque el acceso era a cuentagotas dando prioridad a mujeres y niños.
Del viernes al domingo se han atendido 1.028 solicitudes de refugio en ese paso fronterizo, según el gobierno mexicano.
En el lugar queda poco más de medio millar de migrantes, estimó la AFP, en comparación con los más de 4.000 que llegaron el viernes.
El domingo, durante su trayecto a Tapachula, cientos de policías interceptaron a los migrantes para “invitarlos” a abordar camiones y llevarlos a un albergue para iniciar sus solicitudes de refugio o visa. La mayoría rechazó la oferta por temor a que fuera una trampa para regresarlos.
Sin documentos, los migrantes quedan en la clandestinidad a lo largo de miles de kilómetros de camino y a merced de traficantes de personas o drogas que los secuestran o buscan reclutarlos contra su voluntad.
En 2010, un grupo de 72 migrantes de Centro y Sudamérica fueron secuestrados por el cartel de Los Zetas y asesinados porque se negaron a unírseles, según el gobierno. Sus cadáveres fueron hallados en una bodega de Tamaulipas, fronteriza con Estados Unidos, todos con las manos atadas y tiros de gracia.
Mientras tanto, un grupo cada vez más reducido de hondureños permanece varado en el puente fronterizo en Ciudad Hidalgo esperando ingresar legalmente a México, aunque el acceso era a cuentagotas dando prioridad a mujeres y niños.
Del viernes al domingo se han atendido 1.028 solicitudes de refugio en ese paso fronterizo, según el gobierno mexicano.
En el lugar queda poco más de medio millar de migrantes, estimó la AFP, en comparación con los más de 4.000 que llegaron el viernes.
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