La Agencia Nacional de Gestión de Desastres de Indonesia (BNPB) ha actualizado este martes el balance de muertos por el seísmo, de magnitud 7,5,y el posterior tsunami que asolaron la isla de Célebes el pasado viernes. El número de víctimas mortales asciende a 1.234, mientras que el número de desplazados supera los 61.000. El anterior balance de fallecidos era de 844 —821 en Palu, 12 en Parigi Moutong y 11 en la municipalidad de Donggala—. En este contexto, el portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Christoph Boulierac, ha advertido este martes del riesgo de que se trafique con menores que han sobrevivido a la catástrofe y de que puedan ser víctimas de abusos sexuales
El portavoz de la BNPB, Sutopo Purwo Nugroho, ha señalado en una rueda de prensa en Yakarta que además hay 799 heridos graves ingresados en distintos centros hospitalarios. Sutopo ha informado de que 26 países y dos organizaciones internacionales ofrecen asistencia, pero no ha aportado datos de las ONG que colaboran en la búsqueda y atención de las víctimas sobre el terreno. El aumento de la cifra de muertos se debe a que los equipos de rescate han entrado en zonas que estaban inaccesibles desde el viernes.
No obstante, Sutopo ha admitido que todavía hay áreas en esa parte de la región central de las Célebes en las que es difícil acceder. "Hay algunos sitios a los que no podemos llegar. En Donggala por ejemplo hay algunos distritos donde tenemos que enviar suministros en helicóptero", ha corroborado en Palu el coronel Muhammad Thohir.
Los niños, de entre 13 y 15 años, fueron sorprendidos por una avalancha de barro mientras participaban en un campamento de estudio de la Biblia en la regencia de Sigi, una zona montañosa situada al sud de Palu, la capital provincial y donde se concentra la mayoría de víctimas del desastre
Entre las víctimas halladas en las últimas horas se encuentran los cuerpos de 34 niños de entre 13 y 15 años, que fueron sorprendidos por el terremoto en un campamento de estudio de la Biblia en una zona montañosa situada al sur de Palu, ha informado una portavoz de la Cruz Roja local, Aulia Arriani. La responsable ha precisado que en un primer momento se habían declarado desaparecidos 86 estudiantes, que participaban en un retiro religioso en el distrito de Sigi Biromaru, en el norte de la isla. Según Ariani, las tareas de rescate y recuperación de cuerpos se realizan en una zona de difícil acceso. "El problema más importante es moverse a pie en el barro durante hora y media, transportando los cuerpos", ha explicado.
Hasta el momento, unas 153 víctimas mortales han sido enterradas en fosas comunes para evitar la descomposición de los cuerpos, mientras que se teme que pueda haber cientos de muertos enterrados en las ruinas y bajo el barro de los corrimientos de tierra.
Los esfuerzos internacionales para ayudar a las casi 200.000 víctimas del seísmo y del tsunami se han intensificado. Los supervivientes se enfrentan al hambre y la sed, pues los víveres y el agua potable escasean, mientras que los hospitales están desbordados por el gran número de heridos. El coronel Thohir ha explicado que los suministros de gasolina y agua potable están llegando a la isla, aunque aún son insuficientes para las necesidades de decenas de miles de afectados que lo han perdido todo.
No hay suficiente maquinaria pesada para los equipos de rescate, cuya labor se complica por culpa de las carreteras cortadas y de la amplitud de los daños en las infraestructuras. Además, el país ha registrado dos terremotos más frente a sus costas, si bien se produjeron a cientos de kilómetros de Palu. El Ejército indonesio dirige las labores de rescate pero, tras un llamamiento del presidente, las ONG internacionales también han desplegado equipos sobre el terreno.
El presidente indonesio, Joko Widodo, ha solicitado que se envíen más operarios de rescate a las zonas afectadas."Hay algunas prioridades que tenemos que abordar. La primera de ellas es evacuar, encontrar y rescatar a todas aquellas personas que no han sido aún encontradas", ha apuntado Widodo en una reunión de coordinación del dispositivo de rescate. El presidente también ha anunciado el envío de más soldados a los distritos afectados para colaborar en el operativo de salvamento.
La Cruz Roja ha señalado que la situación era "espeluznante" y ha indicado que las tareas de rescate emprendidas en la zona casi inaccesible de Donggala, región al norte de Palu donde viven unas 300.000 personas, han sido "extremadamente duras".
El portavoz de la BNPB, Sutopo Purwo Nugroho, ha señalado en una rueda de prensa en Yakarta que además hay 799 heridos graves ingresados en distintos centros hospitalarios. Sutopo ha informado de que 26 países y dos organizaciones internacionales ofrecen asistencia, pero no ha aportado datos de las ONG que colaboran en la búsqueda y atención de las víctimas sobre el terreno. El aumento de la cifra de muertos se debe a que los equipos de rescate han entrado en zonas que estaban inaccesibles desde el viernes.
No obstante, Sutopo ha admitido que todavía hay áreas en esa parte de la región central de las Célebes en las que es difícil acceder. "Hay algunos sitios a los que no podemos llegar. En Donggala por ejemplo hay algunos distritos donde tenemos que enviar suministros en helicóptero", ha corroborado en Palu el coronel Muhammad Thohir.
Los niños, de entre 13 y 15 años, fueron sorprendidos por una avalancha de barro mientras participaban en un campamento de estudio de la Biblia en la regencia de Sigi, una zona montañosa situada al sud de Palu, la capital provincial y donde se concentra la mayoría de víctimas del desastre
Entre las víctimas halladas en las últimas horas se encuentran los cuerpos de 34 niños de entre 13 y 15 años, que fueron sorprendidos por el terremoto en un campamento de estudio de la Biblia en una zona montañosa situada al sur de Palu, ha informado una portavoz de la Cruz Roja local, Aulia Arriani. La responsable ha precisado que en un primer momento se habían declarado desaparecidos 86 estudiantes, que participaban en un retiro religioso en el distrito de Sigi Biromaru, en el norte de la isla. Según Ariani, las tareas de rescate y recuperación de cuerpos se realizan en una zona de difícil acceso. "El problema más importante es moverse a pie en el barro durante hora y media, transportando los cuerpos", ha explicado.
Hasta el momento, unas 153 víctimas mortales han sido enterradas en fosas comunes para evitar la descomposición de los cuerpos, mientras que se teme que pueda haber cientos de muertos enterrados en las ruinas y bajo el barro de los corrimientos de tierra.
Los esfuerzos internacionales para ayudar a las casi 200.000 víctimas del seísmo y del tsunami se han intensificado. Los supervivientes se enfrentan al hambre y la sed, pues los víveres y el agua potable escasean, mientras que los hospitales están desbordados por el gran número de heridos. El coronel Thohir ha explicado que los suministros de gasolina y agua potable están llegando a la isla, aunque aún son insuficientes para las necesidades de decenas de miles de afectados que lo han perdido todo.
No hay suficiente maquinaria pesada para los equipos de rescate, cuya labor se complica por culpa de las carreteras cortadas y de la amplitud de los daños en las infraestructuras. Además, el país ha registrado dos terremotos más frente a sus costas, si bien se produjeron a cientos de kilómetros de Palu. El Ejército indonesio dirige las labores de rescate pero, tras un llamamiento del presidente, las ONG internacionales también han desplegado equipos sobre el terreno.
El presidente indonesio, Joko Widodo, ha solicitado que se envíen más operarios de rescate a las zonas afectadas."Hay algunas prioridades que tenemos que abordar. La primera de ellas es evacuar, encontrar y rescatar a todas aquellas personas que no han sido aún encontradas", ha apuntado Widodo en una reunión de coordinación del dispositivo de rescate. El presidente también ha anunciado el envío de más soldados a los distritos afectados para colaborar en el operativo de salvamento.
La Cruz Roja ha señalado que la situación era "espeluznante" y ha indicado que las tareas de rescate emprendidas en la zona casi inaccesible de Donggala, región al norte de Palu donde viven unas 300.000 personas, han sido "extremadamente duras".
(Fuente: elpais.com)
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