Puerto Príncipe (EFE)-. Haití quedó ayer prácticamente paralizado por una huelga de transporte luego de tres días de violentos disturbios por un aumento en los precios de los combustibles, que el Gobierno dejó sin efecto poco después del anuncio.
El primer ministro, Jack Guy Lafontant, encabezó ayer una reunión con los representantes del Parlamento para evaluar la situación creada tras las violentas protestas, que han dejado al menos tres muertos y varios heridos.
En el primero de dos días de huelga convocada por los sindicatos, Puerto Príncipe, la capital de este deprimido país, quedó prácticamente desierta, con la presencia en las calles de solo vehículos privados, ya que el transporte público era nulo.
Las personas, además, han optado por permanecer en sus casas por precaución.
Al mediodía un grupo de personas intentó llegar hasta el Parlamento, pero fue dispersado por agentes de la Policía, que hizo disparos al aire, de acuerdo con distintos reportes.
Aunque las aerolíneas han empezado a retomar los vuelos, la situación sigue siendo tensa y varias embajadas, como la de Alemania, Canadá y Estados Unidos no abrieron ayer sus puertas y han pedido a sus ciudadanos no salir a la calles y estar atentos.
La violencia callejera se desató el viernes pasado en Puerto Príncipe, cuando el Gobierno anunció que al día siguiente entraría en vigor un fuerte incremento del precio de los combustibles, como parte del paquete de ajustes que firmó en febrero último con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este sábado se recrudecieron las manifestaciones y actos vandálicos, y el primer ministro, Jack Guy Lafontant, quien en un primer momento había llamado a la calma, anunciaba horas después que el aumento quedaba sin efecto “hasta nuevo aviso”.
Sin embargo, el caos continuó en la capital y otros puntos del país, a pesar de que casi a medianoche del sábado el presidente haitiano, Jovenel Moise, recordó que el incremento había sido revocado y pidiera la calma y el retorno de la normalidad.
Las autoridades dispusieron aumentos de un 37% en el precio de la gasolina; de un 40% en el gasóleo (diesel) y más de un 50% en el queroseno, este último muy utilizado para alumbrar las casas haitianas de amplios sectores de escaso poder adquisitivo.
El ministro de Comunicación del país, Guyler C. Delva, señaló en Twitter que “el tiempo de los golpes de Estado ha terminado” y que Moise “fue elegido democráticamente” y “seguirá trabajando para sacar a la población de la pobreza”.
Por su parte, el Ministerio de Turismo condenó los ataques a los hoteles y otros bienes privados este fin de semana. “No podemos resolver los problemas con violencia (...) hay que respetar los bienes y las infraestructuras”, señaló en un comunicado.
Ayer también la Comunidad del Caribe (Caricom) expresó su “profunda preocupación” por la violencia desatada en Haití. En un comunicado, el presidente de Caricom, Andrew Holness, en nombre de los miembros, agregó que dicho organismo “deplora la pérdida de vidas, propiedades y ataques contra infraestructuras” e hizo un llamamiento a la “contención” y a que se “ponga fin a las protestas y a la violencia”.
TRANQUILIDAD EN LA FRONTER
La frontera entre República Dominicana y Haití se encuentra en calma a pesar de la huelga y las protestas en el vecino país convocada tras la violencia callejera desatada luego de que el Gobierno anunciara un incremento en el precio de los combustibles, que finalmente dejó sin efecto el sábado.
Los tradicionales mercados de los lunes en las provincias Pedernales y Jimaní (suroeste) y Dajabón (noroeste), fronterizos con Haití, se desarrollaron ayer de acuerdo con distintos reportes de autoridades dominicanas. No obstante, en declaraciones a medios locales, algunos comerciantes expresaron preocupación por la situación en Haití, país con el que República Dominicana comparte la isla La Española.
Haití vivió ayer una jornada de tensa calma en el primero de dos días de huelga general convocada por los sindicatos tras la violencia callejera, que se desató el viernes pasado en Puerto Príncipe cuando el Gobierno anunció que al día siguiente entraría en vigor un fuerte incremento del precio de los combustibles. El sábado se recrudecieron las manifestaciones y actos vandálicos y el primer ministro, Jack Guy Lafontant, quien en un primer momento había llamado a la calma, anunciaba horas después de que el aumento quedaba sin efecto “hasta nuevo aviso”.
El primer ministro, Jack Guy Lafontant, encabezó ayer una reunión con los representantes del Parlamento para evaluar la situación creada tras las violentas protestas, que han dejado al menos tres muertos y varios heridos.
En el primero de dos días de huelga convocada por los sindicatos, Puerto Príncipe, la capital de este deprimido país, quedó prácticamente desierta, con la presencia en las calles de solo vehículos privados, ya que el transporte público era nulo.
Las personas, además, han optado por permanecer en sus casas por precaución.
Al mediodía un grupo de personas intentó llegar hasta el Parlamento, pero fue dispersado por agentes de la Policía, que hizo disparos al aire, de acuerdo con distintos reportes.
Aunque las aerolíneas han empezado a retomar los vuelos, la situación sigue siendo tensa y varias embajadas, como la de Alemania, Canadá y Estados Unidos no abrieron ayer sus puertas y han pedido a sus ciudadanos no salir a la calles y estar atentos.
La violencia callejera se desató el viernes pasado en Puerto Príncipe, cuando el Gobierno anunció que al día siguiente entraría en vigor un fuerte incremento del precio de los combustibles, como parte del paquete de ajustes que firmó en febrero último con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este sábado se recrudecieron las manifestaciones y actos vandálicos, y el primer ministro, Jack Guy Lafontant, quien en un primer momento había llamado a la calma, anunciaba horas después que el aumento quedaba sin efecto “hasta nuevo aviso”.
Sin embargo, el caos continuó en la capital y otros puntos del país, a pesar de que casi a medianoche del sábado el presidente haitiano, Jovenel Moise, recordó que el incremento había sido revocado y pidiera la calma y el retorno de la normalidad.
Las autoridades dispusieron aumentos de un 37% en el precio de la gasolina; de un 40% en el gasóleo (diesel) y más de un 50% en el queroseno, este último muy utilizado para alumbrar las casas haitianas de amplios sectores de escaso poder adquisitivo.
El ministro de Comunicación del país, Guyler C. Delva, señaló en Twitter que “el tiempo de los golpes de Estado ha terminado” y que Moise “fue elegido democráticamente” y “seguirá trabajando para sacar a la población de la pobreza”.
Por su parte, el Ministerio de Turismo condenó los ataques a los hoteles y otros bienes privados este fin de semana. “No podemos resolver los problemas con violencia (...) hay que respetar los bienes y las infraestructuras”, señaló en un comunicado.
Ayer también la Comunidad del Caribe (Caricom) expresó su “profunda preocupación” por la violencia desatada en Haití. En un comunicado, el presidente de Caricom, Andrew Holness, en nombre de los miembros, agregó que dicho organismo “deplora la pérdida de vidas, propiedades y ataques contra infraestructuras” e hizo un llamamiento a la “contención” y a que se “ponga fin a las protestas y a la violencia”.
TRANQUILIDAD EN LA FRONTER
La frontera entre República Dominicana y Haití se encuentra en calma a pesar de la huelga y las protestas en el vecino país convocada tras la violencia callejera desatada luego de que el Gobierno anunciara un incremento en el precio de los combustibles, que finalmente dejó sin efecto el sábado.
Los tradicionales mercados de los lunes en las provincias Pedernales y Jimaní (suroeste) y Dajabón (noroeste), fronterizos con Haití, se desarrollaron ayer de acuerdo con distintos reportes de autoridades dominicanas. No obstante, en declaraciones a medios locales, algunos comerciantes expresaron preocupación por la situación en Haití, país con el que República Dominicana comparte la isla La Española.
Haití vivió ayer una jornada de tensa calma en el primero de dos días de huelga general convocada por los sindicatos tras la violencia callejera, que se desató el viernes pasado en Puerto Príncipe cuando el Gobierno anunció que al día siguiente entraría en vigor un fuerte incremento del precio de los combustibles. El sábado se recrudecieron las manifestaciones y actos vandálicos y el primer ministro, Jack Guy Lafontant, quien en un primer momento había llamado a la calma, anunciaba horas después de que el aumento quedaba sin efecto “hasta nuevo aviso”.
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