CARACAS (AP)-. El presidente Nicolás Maduro anunció ayer su decisión de incrementar en 103% el salario mínimo de Venezuela en un escenario de crisis económica signada por una inflación de cinco dígitos que fulmina el poder adquisitivo de los ciudadanos.
El aumento es el noveno en los últimos 17 meses. En 2017 fue de 50% en enero, 60% en mayo, 50% en julio, 40% en septiembre, 30% en noviembre y 40% en diciembre.
En un acto de gobierno televisado, Maduro señaló que a partir del miércoles el salario mínimo se ubicará en 3 millones de bolívares, que sumado a un bono de alimentación daría una remuneración mínima legal de unos 5,19 millones de bolívares.
Ese incremento, empero, equivale a una cantidad de unos 1,85 dólares al tipo de cambio del mercado negro, ampliamente utilizado por la falta de capacidad del gobierno para satisfacer la demanda de divisas. En enero de 2018 el aumento fue de 40%, otro 58% en marzo y 155% en mayo.
El aumento salarial está lejos de permitir a los venezolanos cubrir sus necesidades alimentarias básicas, que demanda desembolsar varios millones de bolívares para adquirir algunos alimentos básicos. Un empaque con 15 huevos, por ejemplo, cuesta en promedio 1.800.000 bolívares, mientras un litro de aceite de maíz, en las pocas tiendas minoristas que se ven en los anaqueles, tiene un costo de 2.650.000 bolívares.
El gobernante también ordenó proceder de "manera inmediata" para ajustar de acuerdo a los convenios laborales todas las tablas salariales de los trabajadores de la administración pública, incluidos médicos, maestros, militares y policías en 200%.
Las pensiones, por su parte, se elevarán de 1 millón a tres millones de bolívares al mes, equivalente al salario mínimo, lo que junto al aumento de un bono especial para los jubilados eleva sus ingresos a 4.200.000 bolívares, resaltó Maduro.
La paupérrima economía del país ha generado además una migración masiva de venezolanos, país que por casi dos siglos fue anfitrión de grandes numeros de inmigrantes, particularmente durante los conflictos armados que azotaron Europa y países vecinos en el siglo 20.
El Fondo Monetario Internacional estimó que la inflación venezolana alcanzará 13.000% a fines de este año, pero la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, ya ubica en más de 24.000% la inflación entre mayo de 2017 y 2018.
El gobierno de Venezuela dejó de publicar periódicamente cifras oficiales en 2004. Desde hace una década no autoriza tampoco al FMI hacer la revisión anual de sus indicadores económicos, a la que están obligados todos sus países miembros.
Maduro, que es señalado en las encuestas como el principal responsable de la crisis, atribuye los elevados precios y la escasez de productos básicos a una "guerra económica" promovida por adversarios políticos y empresarios para desestabilizar su gobierno.
Los críticos de Maduro, empero, sostienen que la crisis económica es producto esencialmente del agotamiento de los sistemas de control de cambio y de precios, que han estado vigentes desde 2003, entre otras medidas restrictivas que han acabado por socavar las actividades productivas y comerciales del país.
El aumento es el noveno en los últimos 17 meses. En 2017 fue de 50% en enero, 60% en mayo, 50% en julio, 40% en septiembre, 30% en noviembre y 40% en diciembre.
En un acto de gobierno televisado, Maduro señaló que a partir del miércoles el salario mínimo se ubicará en 3 millones de bolívares, que sumado a un bono de alimentación daría una remuneración mínima legal de unos 5,19 millones de bolívares.
Ese incremento, empero, equivale a una cantidad de unos 1,85 dólares al tipo de cambio del mercado negro, ampliamente utilizado por la falta de capacidad del gobierno para satisfacer la demanda de divisas. En enero de 2018 el aumento fue de 40%, otro 58% en marzo y 155% en mayo.
El aumento salarial está lejos de permitir a los venezolanos cubrir sus necesidades alimentarias básicas, que demanda desembolsar varios millones de bolívares para adquirir algunos alimentos básicos. Un empaque con 15 huevos, por ejemplo, cuesta en promedio 1.800.000 bolívares, mientras un litro de aceite de maíz, en las pocas tiendas minoristas que se ven en los anaqueles, tiene un costo de 2.650.000 bolívares.
El gobernante también ordenó proceder de "manera inmediata" para ajustar de acuerdo a los convenios laborales todas las tablas salariales de los trabajadores de la administración pública, incluidos médicos, maestros, militares y policías en 200%.
Las pensiones, por su parte, se elevarán de 1 millón a tres millones de bolívares al mes, equivalente al salario mínimo, lo que junto al aumento de un bono especial para los jubilados eleva sus ingresos a 4.200.000 bolívares, resaltó Maduro.
La paupérrima economía del país ha generado además una migración masiva de venezolanos, país que por casi dos siglos fue anfitrión de grandes numeros de inmigrantes, particularmente durante los conflictos armados que azotaron Europa y países vecinos en el siglo 20.
El Fondo Monetario Internacional estimó que la inflación venezolana alcanzará 13.000% a fines de este año, pero la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, ya ubica en más de 24.000% la inflación entre mayo de 2017 y 2018.
El gobierno de Venezuela dejó de publicar periódicamente cifras oficiales en 2004. Desde hace una década no autoriza tampoco al FMI hacer la revisión anual de sus indicadores económicos, a la que están obligados todos sus países miembros.
Maduro, que es señalado en las encuestas como el principal responsable de la crisis, atribuye los elevados precios y la escasez de productos básicos a una "guerra económica" promovida por adversarios políticos y empresarios para desestabilizar su gobierno.
Los críticos de Maduro, empero, sostienen que la crisis económica es producto esencialmente del agotamiento de los sistemas de control de cambio y de precios, que han estado vigentes desde 2003, entre otras medidas restrictivas que han acabado por socavar las actividades productivas y comerciales del país.
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