MOSCÚ (EFE)-. Vladimir Putin asumió el lunes la presidencia de Rusia por cuarta vez comprometiéndose a seguir una agenda económica que mejore el nivel de vida en todo el país.
En una ceremonia en un ornamentado salón del Kremlin, Putin dijo que mejorar la economía tras una recesión vinculada en parte a las sanciones internacionales será su principal objetivo en el próximo mandato de seis años.
“Ahora, debemos usar todas las posibilidades existentes, en primer lugar para resolver las tareas internas urgentes de desarrollo, para avances económicos y tecnológicos, para aumentar la competitividad en aquellas esferas que determinan el futuro”, dijo en su discurso antes miles de invitados que asistieron al acto en el elaborado salón Andreevsky del Gran Palacio del Kremlin y en dos salas adyacentes.
“Una nueva calidad de vida, bienestar, seguridad y sanidad, eso es lo principal hoy”, añadió.
Aunque Putin ha restaurado el protagonismo de Rusia en el escenario mundial a través de acciones militares, el dirigente ha sido criticado por sus insuficientes esfuerzos para diversificar la economía rusa, alejándola de su dependencia de las exportaciones de petróleo y gas y desarrollando el sector manufacturero.
“Rusia debería ser moderna y dinámica, debería estar lista para aceptar la llamado de los tiempos”, dijo.
Putin hizo solo una breve referencia al rol internacional que juega Moscú en la actualidad: “Rusia es un participante fuerte, activo e influyente en la vida internacional. La capacidad de seguridad y defensa del país está garantizada de forma fiable. Daremos a estos asuntos la necesaria atención constante”.
El mandatario reconoció que la nación tiene ante sí retos formidables “pero todos recordamos bien que, durante más de mil años de historia, Rusia ha enfrentado a menudo épocas de agitación y prueba, y siempre ha revivido como un ave Fénix, alcanzando cimas que otros no pudieron”.
Putin logró la reelección para un mandato de seis años en las elecciones presidenciales de marzo, en las que sacó el 77% de los votos.
Putin es el líder de facto de Rusia desde el comienzo del siglo XXI. Dejó la presidencia en 2008 por las limitaciones del puesto, pero fue nombrado primer ministro y continuó dirigiendo el país hasta que regresó al cargo cuatro años después.
La ceremonia del lunes fue cubierta al detalle por la televisora estatal, que mostró a Putin trabajando en su despacho en mangas de camisa antes de ponerse el abrigo para iniciar una larga caminata por los pasillos del edificio del Senado. Después subió a una limusina para recorrer el corto trayecto hasta el Gran Palacio del Kremlin.
Entre los invitados a la toma de posesión destacó el excanciller de Alemania Gerhard Schroeder, que ahora preside la petrolera estatal Rosneft y es una de las voces occidentales más prominentes que abogan por el final de las sanciones contra Rusia. Schroeder estuvo junto al primer ministro, Dmitry Medvedev, y estrechó la mano a Putin tras su discurso.
En una ceremonia en un ornamentado salón del Kremlin, Putin dijo que mejorar la economía tras una recesión vinculada en parte a las sanciones internacionales será su principal objetivo en el próximo mandato de seis años.
“Ahora, debemos usar todas las posibilidades existentes, en primer lugar para resolver las tareas internas urgentes de desarrollo, para avances económicos y tecnológicos, para aumentar la competitividad en aquellas esferas que determinan el futuro”, dijo en su discurso antes miles de invitados que asistieron al acto en el elaborado salón Andreevsky del Gran Palacio del Kremlin y en dos salas adyacentes.
“Una nueva calidad de vida, bienestar, seguridad y sanidad, eso es lo principal hoy”, añadió.
Aunque Putin ha restaurado el protagonismo de Rusia en el escenario mundial a través de acciones militares, el dirigente ha sido criticado por sus insuficientes esfuerzos para diversificar la economía rusa, alejándola de su dependencia de las exportaciones de petróleo y gas y desarrollando el sector manufacturero.
“Rusia debería ser moderna y dinámica, debería estar lista para aceptar la llamado de los tiempos”, dijo.
Putin hizo solo una breve referencia al rol internacional que juega Moscú en la actualidad: “Rusia es un participante fuerte, activo e influyente en la vida internacional. La capacidad de seguridad y defensa del país está garantizada de forma fiable. Daremos a estos asuntos la necesaria atención constante”.
El mandatario reconoció que la nación tiene ante sí retos formidables “pero todos recordamos bien que, durante más de mil años de historia, Rusia ha enfrentado a menudo épocas de agitación y prueba, y siempre ha revivido como un ave Fénix, alcanzando cimas que otros no pudieron”.
Putin logró la reelección para un mandato de seis años en las elecciones presidenciales de marzo, en las que sacó el 77% de los votos.
Putin es el líder de facto de Rusia desde el comienzo del siglo XXI. Dejó la presidencia en 2008 por las limitaciones del puesto, pero fue nombrado primer ministro y continuó dirigiendo el país hasta que regresó al cargo cuatro años después.
La ceremonia del lunes fue cubierta al detalle por la televisora estatal, que mostró a Putin trabajando en su despacho en mangas de camisa antes de ponerse el abrigo para iniciar una larga caminata por los pasillos del edificio del Senado. Después subió a una limusina para recorrer el corto trayecto hasta el Gran Palacio del Kremlin.
Entre los invitados a la toma de posesión destacó el excanciller de Alemania Gerhard Schroeder, que ahora preside la petrolera estatal Rosneft y es una de las voces occidentales más prominentes que abogan por el final de las sanciones contra Rusia. Schroeder estuvo junto al primer ministro, Dmitry Medvedev, y estrechó la mano a Putin tras su discurso.
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