MIAMI (EFE)-. El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió ayer que podría dejar plantado al líder norcoreano, Kim Jong-un, si considera que la reunión que ambos mantendrán en junio no está siendo “fructífera”, y anunció que su Gobierno negociará con Japón un nuevo pacto comercial “recíproco”.
Trump aseguró tener grandes esperanzas respecto a su encuentro con Kim al término de una cumbre de dos días con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en el club privado del presidente estadounidense en Mar-a-Lago (West Palm Beach, Florida).
“Pero si creemos que (la cumbre con Kim) no va a ser exitosa, no la tendremos. Si pensamos que no va a ser fructífera, no iremos. Y si estoy allí y no es fructífera, me iré de la reunión. Siempre me gusta ser flexible y seré flexible en esto”, garantizó Trump en una conferencia conjunta con Abe.
El líder estadounidense reveló que está negociando “muy diligentemente” con Corea del Norte la liberación de tres estadounidenses presos en el hermético país, y que hay “una buena posibilidad de conseguirlo”.
“No repetiremos los errores de otros gobiernos (estadounidenses). Nuestra campaña de máxima presión continuará hasta que Corea del Norte se desnuclearice”, subrayó Trump, y dijo que lo ideal sería “acabar con las armas nucleares en todas las partes del mundo”.
“Esperamos ver el día en el que toda la península coreana pueda vivir unida, con seguridad y en paz”, recalcó.
Trump y Abe anunciaron, además, que sus gobiernos iniciarán conversaciones para firmar un nuevo acuerdo comercial, y el líder estadounidense dijo que prefiere ese tipo de pactos bilaterales a estructuras multilaterales como el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
“A no ser que nos ofrezcan un trato que no pueda rechazar, no volveré al TPP, veremos qué pasa. Pero mientras tanto estamos negociando, que es lo que prefiero, un acuerdo de uno a uno con Japón y ahí es donde estamos ahora”, aseguró Trump.
La semana pasada, la Casa Blanca anunció que Trump había pedido a Robert Lighthizer, su responsable de Comercio Exterior, y a Larry Kudlow, su principal asesor económico, que “analizaran de nuevo si se puede negociar un acuerdo mejor” para integrarse en el TPP.
No obstante, los otros once países que negociaron el TPP con el Gobierno de Barack Obama -entre ellos México, Chile y Perú- han mostrado poco interés en renegociar el pacto original y han rubricado su propio acuerdo, el llamado Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11).
Abe se fue de la cumbre en Florida sin lograr su principal objetivo: conseguir que Trump le eximiera de los aranceles del 25 % para las importaciones de acero y del 10 % para las de aluminio que el Gobierno estadounidense anunció en marzo pasado.
Aunque Japón apenas produce aluminio y la cantidad de acero que envía a EE.UU. ronda el 5 % de sus exportaciones totales de ese material, a Tokio le dolió ser el único gran aliado de Washington no incluido en la lista de países exentos temporalmente, en la que figuran Corea del Sur, Argentina, Brasil y México, entre otros.
Preguntado al respecto, Trump dijo que seguirá aplicando los aranceles a Japón porque Estados Unidos tiene un “déficit comercial masivo” con el país asiático, pero abrió la puerta a eximir a esa nación si dan frutos las negociaciones sobre el acuerdo comercial.
“Espero en algún punto del futuro poder quitar” los aranceles a Japón, dijo Trump, y añadió que “si se puede llegar a un acuerdo sobre un nuevo pacto entre Estados Unidos y Japón, se hablará” sobre el tema de la exención de las barreras comerciales.
Trump confió en que el futuro acuerdo comercial con Japón sea “justo y recíproco”, y se quejó de que el país asiático exporta a Estados Unidos “millones y millones de automóviles” sin “prácticamente ningún impuesto”, mientras que su nación apenas envía productos a territorio nipón debido a sus “barreras comerciales”.
También adelantó que buscará “acelerar la venta de equipos militares estadounidenses a Japón” y otros aliados, para que puedan obtenerlos “en cuestión de días” y no de “años”, como ahora.
Trump y Abe dieron muestras de sintonía a lo largo de sus dos días de contactos en Mar-a-Lago, donde la mañana del miércoles tuvieron tiempo para una larga partida de golf y para “almorzar dos veces”: una hamburguesa con queso en el campo y una elaborada comida de trabajo poco después, según aseguró el líder nipón.
Trump aseguró tener grandes esperanzas respecto a su encuentro con Kim al término de una cumbre de dos días con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en el club privado del presidente estadounidense en Mar-a-Lago (West Palm Beach, Florida).
“Pero si creemos que (la cumbre con Kim) no va a ser exitosa, no la tendremos. Si pensamos que no va a ser fructífera, no iremos. Y si estoy allí y no es fructífera, me iré de la reunión. Siempre me gusta ser flexible y seré flexible en esto”, garantizó Trump en una conferencia conjunta con Abe.
El líder estadounidense reveló que está negociando “muy diligentemente” con Corea del Norte la liberación de tres estadounidenses presos en el hermético país, y que hay “una buena posibilidad de conseguirlo”.
“No repetiremos los errores de otros gobiernos (estadounidenses). Nuestra campaña de máxima presión continuará hasta que Corea del Norte se desnuclearice”, subrayó Trump, y dijo que lo ideal sería “acabar con las armas nucleares en todas las partes del mundo”.
“Esperamos ver el día en el que toda la península coreana pueda vivir unida, con seguridad y en paz”, recalcó.
Trump y Abe anunciaron, además, que sus gobiernos iniciarán conversaciones para firmar un nuevo acuerdo comercial, y el líder estadounidense dijo que prefiere ese tipo de pactos bilaterales a estructuras multilaterales como el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
“A no ser que nos ofrezcan un trato que no pueda rechazar, no volveré al TPP, veremos qué pasa. Pero mientras tanto estamos negociando, que es lo que prefiero, un acuerdo de uno a uno con Japón y ahí es donde estamos ahora”, aseguró Trump.
La semana pasada, la Casa Blanca anunció que Trump había pedido a Robert Lighthizer, su responsable de Comercio Exterior, y a Larry Kudlow, su principal asesor económico, que “analizaran de nuevo si se puede negociar un acuerdo mejor” para integrarse en el TPP.
No obstante, los otros once países que negociaron el TPP con el Gobierno de Barack Obama -entre ellos México, Chile y Perú- han mostrado poco interés en renegociar el pacto original y han rubricado su propio acuerdo, el llamado Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11).
Abe se fue de la cumbre en Florida sin lograr su principal objetivo: conseguir que Trump le eximiera de los aranceles del 25 % para las importaciones de acero y del 10 % para las de aluminio que el Gobierno estadounidense anunció en marzo pasado.
Aunque Japón apenas produce aluminio y la cantidad de acero que envía a EE.UU. ronda el 5 % de sus exportaciones totales de ese material, a Tokio le dolió ser el único gran aliado de Washington no incluido en la lista de países exentos temporalmente, en la que figuran Corea del Sur, Argentina, Brasil y México, entre otros.
Preguntado al respecto, Trump dijo que seguirá aplicando los aranceles a Japón porque Estados Unidos tiene un “déficit comercial masivo” con el país asiático, pero abrió la puerta a eximir a esa nación si dan frutos las negociaciones sobre el acuerdo comercial.
“Espero en algún punto del futuro poder quitar” los aranceles a Japón, dijo Trump, y añadió que “si se puede llegar a un acuerdo sobre un nuevo pacto entre Estados Unidos y Japón, se hablará” sobre el tema de la exención de las barreras comerciales.
Trump confió en que el futuro acuerdo comercial con Japón sea “justo y recíproco”, y se quejó de que el país asiático exporta a Estados Unidos “millones y millones de automóviles” sin “prácticamente ningún impuesto”, mientras que su nación apenas envía productos a territorio nipón debido a sus “barreras comerciales”.
También adelantó que buscará “acelerar la venta de equipos militares estadounidenses a Japón” y otros aliados, para que puedan obtenerlos “en cuestión de días” y no de “años”, como ahora.
Trump y Abe dieron muestras de sintonía a lo largo de sus dos días de contactos en Mar-a-Lago, donde la mañana del miércoles tuvieron tiempo para una larga partida de golf y para “almorzar dos veces”: una hamburguesa con queso en el campo y una elaborada comida de trabajo poco después, según aseguró el líder nipón.
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