KABUL (AFP)-. Un atentado suicida hoy en Kabul contra un centro cultural de la minoría musulmana chií reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó al menos 41 muertos y 84 heridos, culminando un sangriento 2017 en la capital afgana.
El insurgente detonó los explosivos que portaba durante un seminario en un centro cultural capitalino, que alberga también una madrasa o escuela coránica, una mezquita y las oficinas de la agencia de noticias afgana Sada-e-Afghan (La Voz Afgana, en dari).
Un portavoz del Ministerio afgano de Salud Pública, Nasrat Rahimi, detalló en rueda de prensa que el atentado ocasionó 41 muertos, entre ellos dos niños, y 84 heridos, en su mayoría con graves quemaduras y de los cuales cinco están “en estado crítico”.
El ataque estaba dirigido contra la minoría musulmana chií, a la que pertenece el Centro Cultural Tabyan.
“La mayoría de los edificios en esa área”, Qala-e-Nazer, en el oeste de Kabul, pertenecen a chiíes, por lo que el portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid cree “firmemente” que el centro cultural atacado también compete a esa comunidad.
Mujahid detalló que “después de la primera explosión se produjeron dos más por bombas caseras coladas cerca de la entrada principal del edificio”, aunque señaló que “casi la totalidad de las víctimas se debieron al ataque suicida”.
La agencia de noticias Sada-e-Afghan precisó a través de su página web que cuando se produjo la deflagración, en el centro cultural se desarrollaba un seminario en el que se debatía la ocupación soviética de Afganistán (diciembre 1979 - febrero 1989).
“La mayoría de las víctimas en el ataque de hoy eran jóvenes estudiantes y graduados universitarios”, apuntó en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Interior, Najib Danish.
“Nos vengaremos de los terroristas por cada gota de sangra de los muertos y heridos”, sentenció.
El presidente afgano, Ashraf Gani, condenó el atentado, que calificó como “un crimen contra la humanidad”, y contrario a todos “los valores y principios islámicos y humanos”, según un comunicado difundido por el Palacio Presidencial.
El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico en un mensaje difundido por el sitio web de propaganda Amaq, vinculado al grupo yihadista, en el que afirmó que un suicida del EI se inmoló en ese centro cultural, que recibe apoyo iraní, anotó.
Poco antes, uno de los portavoces talibanes, Zabihulah Mujahid, había rechazado la autoría del atentado, al asegurar que “nada tiene que ver” con ellos.
“Dicen que el objetivo era una agencia de noticias y un centro educativo, pero los combatientes del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) son más cuidadosos en ese aspecto y nunca comenten ese tipo de acciones”, remarcó Mujahid.
La capital afgana ha sido objetivo este año de graves ataques insurgentes.
Hace un mes, al menos 17 personas, entre ellas 8 policías, murieron y 18 resultaron heridas en un ataque suicida en la entrada de un hotel en el noroeste de Kabul.
Además, a finales del pasado mayo se produjo en la capital afgana el peor atentado en el país desde 2001, cuando un camión cargado de explosivos causó 150 muertos y más de 300 heridos.
También los atentados contra la minoría chií son comunes en Afganistán y el último de ellos de relevancia se produjo en octubre, cuando murieron 39 personas y otras 45 resultaron heridas en un ataque en una mezquita en Kabul reivindicado también por el EI. Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los talibanes hasta controlar apenas un 57 % del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.
El insurgente detonó los explosivos que portaba durante un seminario en un centro cultural capitalino, que alberga también una madrasa o escuela coránica, una mezquita y las oficinas de la agencia de noticias afgana Sada-e-Afghan (La Voz Afgana, en dari).
Un portavoz del Ministerio afgano de Salud Pública, Nasrat Rahimi, detalló en rueda de prensa que el atentado ocasionó 41 muertos, entre ellos dos niños, y 84 heridos, en su mayoría con graves quemaduras y de los cuales cinco están “en estado crítico”.
El ataque estaba dirigido contra la minoría musulmana chií, a la que pertenece el Centro Cultural Tabyan.
“La mayoría de los edificios en esa área”, Qala-e-Nazer, en el oeste de Kabul, pertenecen a chiíes, por lo que el portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid cree “firmemente” que el centro cultural atacado también compete a esa comunidad.
Mujahid detalló que “después de la primera explosión se produjeron dos más por bombas caseras coladas cerca de la entrada principal del edificio”, aunque señaló que “casi la totalidad de las víctimas se debieron al ataque suicida”.
La agencia de noticias Sada-e-Afghan precisó a través de su página web que cuando se produjo la deflagración, en el centro cultural se desarrollaba un seminario en el que se debatía la ocupación soviética de Afganistán (diciembre 1979 - febrero 1989).
“La mayoría de las víctimas en el ataque de hoy eran jóvenes estudiantes y graduados universitarios”, apuntó en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Interior, Najib Danish.
“Nos vengaremos de los terroristas por cada gota de sangra de los muertos y heridos”, sentenció.
El presidente afgano, Ashraf Gani, condenó el atentado, que calificó como “un crimen contra la humanidad”, y contrario a todos “los valores y principios islámicos y humanos”, según un comunicado difundido por el Palacio Presidencial.
El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico en un mensaje difundido por el sitio web de propaganda Amaq, vinculado al grupo yihadista, en el que afirmó que un suicida del EI se inmoló en ese centro cultural, que recibe apoyo iraní, anotó.
Poco antes, uno de los portavoces talibanes, Zabihulah Mujahid, había rechazado la autoría del atentado, al asegurar que “nada tiene que ver” con ellos.
“Dicen que el objetivo era una agencia de noticias y un centro educativo, pero los combatientes del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) son más cuidadosos en ese aspecto y nunca comenten ese tipo de acciones”, remarcó Mujahid.
La capital afgana ha sido objetivo este año de graves ataques insurgentes.
Hace un mes, al menos 17 personas, entre ellas 8 policías, murieron y 18 resultaron heridas en un ataque suicida en la entrada de un hotel en el noroeste de Kabul.
Además, a finales del pasado mayo se produjo en la capital afgana el peor atentado en el país desde 2001, cuando un camión cargado de explosivos causó 150 muertos y más de 300 heridos.
También los atentados contra la minoría chií son comunes en Afganistán y el último de ellos de relevancia se produjo en octubre, cuando murieron 39 personas y otras 45 resultaron heridas en un ataque en una mezquita en Kabul reivindicado también por el EI. Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los talibanes hasta controlar apenas un 57 % del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.
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