La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU. (DARPA, por sus siglas en inglés) ha invertido 100 millones de dólares para desarrollar tecnologías de extinción genética que podrían exterminar mosquitos que transmiten la malaria, roedores invasores u otras especies, informa el periódico The Guardian.
El hecho de que el Pentágono esté involucrado en esta investigación genética es motivo de preocupación entre los expertos de la ONU, que opinan que la tecnología de alterar los genes otorgaría a los militares norteamericanos la posibilidad de crear armas genéticas.
Por lo tanto, el Convenio de la ONU sobre Diversidad Biológica está debatiendo si imponer una moratoria a la investigación genética el próximo año y varios países temen que se produzca su aplicación militar.
Preocupaciones y temores
Algunos expertos de la ONU se preocupan por las consecuencias accidentales, como hacer algo irreversible para el medio ambiente, antes de apreciar por completo el modo en que funciona dicha tecnología.
Un diplomático de la ONU ha confirmado a The Guardian que “muchos países [tendrán] preocupaciones cuando esta tecnología provenga de DARPA, una agencia de ciencia militar de EE.UU.”.
Jim Thomas, codirector del grupo ETC que aboga por la conservación y promoción de la diversidad ecológica, ha comentado que “la militarización de la financiación de la genética dirigida puede incluso contravenir la convención ENMOD contra los usos hostiles de las tecnologías de modificación ambiental”
Thomas sostiene que “la naturaleza de doble uso de [la posibilidad de] alterar y erradicar poblaciones enteras es tanto una amenaza para la paz y la seguridad alimentaria, como una amenaza para los ecosistemas”.
Por su parte, Todd Kuiken, quien ha trabajado con el programa de biocontrol genético de roedores invasores (GBIRd, por sus siglas en inglés) y que recibe 6,4 millones de dólares provenientes de la DARPA, ha afirmado que el enfoque de los militares norteamericanos en la financiación de la tecnología genética significa que “los investigadores que dependen de subvenciones para su investigación podrían reorientar sus proyectos para ajustarse a los objetivos de estas agencias militares”.
Ha detallado que entre los años 2008 y 2014 el Gobierno de Estados Unidos gastó cerca de 820 millones de dólares en biología sintética, y que desde el 2012 la mayor parte de la financiación proviene de la DARPA y otras agencias militares.
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