WASHINGTON (EFE)-. El presidente de EE.UU., Donald Trump, culminó ayer en Filipinas una larga gira asiática “de alfombra roja”, muy teatral pero de poco calado en cuanto a resultados, y en la que ha reafirmado su diplomacia personalista con líderes como el chino y el ruso, cuestionados por los aliados tradicionales de Washington.
“Obviamente hubo una gran cantidad de maravilloso teatro visual en cada evento con color local y exótico”, explicó a Efe Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad estatal de Iowa.
La gira ha sido “de alfombra roja como creo que probablemente nadie haya recibido nunca”, comentó el propio Trump desde Manila sobre su periplo de trece días por Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, que ha calificado de “muy fructífero”.
El diario The Washington Post señalaba en un reciente editorial que el viaje de Trump ha sido “un festival de adulación”, pero “trivial” en sustancia o estrategia.
Según la Casa Blanca, la larga gira de Trump se diseñó con dos objetivos fundamentales: aumentar la presión internacional, y fundamentalmente la ejercida por China, ante las amenazas nucleares de Corea del Norte, y dejar claro que EE.UU. quiere profundizar los lazos comerciales con Asia pese a su salida del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
Aunque Corea del Norte lleva dos meses sin lanzar un solo proyectil, nadie sabe si ese silencio es señal de un posible diálogo o meramente pasajero.
Además, pese a que Trump subrayó en Pekín que su homólogo chino, Xi Jinping, “puede solucionar fácil y rápidamente” el conflicto provocado por las pruebas nucleares y balísticas de Pyongyang, no ha habido ningún anuncio formal o detalles por parte de China sobre nuevas sanciones contra el régimen norcoreano.
Por otro lado, Trump ha usado su cuenta de Twitter para llamar al líder norcoreano, Kim Jong-un, “gordo y bajito”, y su “extraño comentario” acerca de que ambos podrían ser amigos ha sido acogido con desconcierto y “ridiculizado” en EE.UU., en palabras de Schmidt.
En cuanto al componente económico de la gira, ha quedado claro que el TPP se mantiene vivo sin EE.UU. y sin Trump con el acuerdo de principios esenciales sellado por sus once miembros durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) de Danang (Vietnam).
Cuando los historiadores tengan que escribir en el futuro sobre esta gira de Trump la conclusión será que “en esencia Estados Unidos, unilateralmente, abdicó” y “se apartó del futuro de Asia”, advirtió en declaraciones a la cadena CNN Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, una organización independiente y no partidista.
Por otra parte, el viaje ha evidenciado la “atracción extraña y poderosa” que ejercen en Trump “líderes autoritarios” como el chino Xi, el ruso Vladímir Putin o el filipino Rodrigo Duterte, según el diario The New York Times.
Muy comentada ha sido la distensión con Xi, que llevó a Trump a culpar a anteriores gobiernos estadounidenses, en lugar de a China, del actual “desequilibrio” en el intercambio comercial, y también el hecho de que, según fuentes filipinas, no recriminó a Duterte por las violaciones de derechos humanos de su guerra antidrogas.
Pero, a juicio de Schmidt, lo más “vergonzoso” y odiado por el Partido Republicano ha sido escuchar a Trump decir que cree a Putin cuando el líder del Kremlin afirma que no hubo injerencia de Moscú en las elecciones estadounidenses de 2016.
El gusto de Trump por cultivar relaciones personales “puede funcionar para un negociador inmobiliario, pero el grado en que ha elegido ganarse el favor de algunos de los líderes más despreciables del mundo (...) perjudica la credibilidad de Estados Unidos y, a la larga, puede tener repercusiones peligrosas”, alertó el Times en un duro editorial.
Schmidt cree, por otro lado, que la gira ha sido “un alivio a corto plazo” para Trump y los republicanos ante “malas noticias políticas” en casa como las acusaciones de abuso sexual contra Roy Moore, candidato al Senado por Alabama, o la revelación de que el hijo mayor del mandatario intercambió mensajes con WikiLeaks durante la campaña electoral.
Trump volverá a la realidad de los problemas nacionales en la noche de este martes, cuando aterrizará en Washington, aunque promete seguir sacando partido a su gira con una “declaración importante” sobre los logros obtenidos en Asia en fecha y hora por concretar.
“Obviamente hubo una gran cantidad de maravilloso teatro visual en cada evento con color local y exótico”, explicó a Efe Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad estatal de Iowa.
La gira ha sido “de alfombra roja como creo que probablemente nadie haya recibido nunca”, comentó el propio Trump desde Manila sobre su periplo de trece días por Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, que ha calificado de “muy fructífero”.
El diario The Washington Post señalaba en un reciente editorial que el viaje de Trump ha sido “un festival de adulación”, pero “trivial” en sustancia o estrategia.
Según la Casa Blanca, la larga gira de Trump se diseñó con dos objetivos fundamentales: aumentar la presión internacional, y fundamentalmente la ejercida por China, ante las amenazas nucleares de Corea del Norte, y dejar claro que EE.UU. quiere profundizar los lazos comerciales con Asia pese a su salida del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
Aunque Corea del Norte lleva dos meses sin lanzar un solo proyectil, nadie sabe si ese silencio es señal de un posible diálogo o meramente pasajero.
Además, pese a que Trump subrayó en Pekín que su homólogo chino, Xi Jinping, “puede solucionar fácil y rápidamente” el conflicto provocado por las pruebas nucleares y balísticas de Pyongyang, no ha habido ningún anuncio formal o detalles por parte de China sobre nuevas sanciones contra el régimen norcoreano.
Por otro lado, Trump ha usado su cuenta de Twitter para llamar al líder norcoreano, Kim Jong-un, “gordo y bajito”, y su “extraño comentario” acerca de que ambos podrían ser amigos ha sido acogido con desconcierto y “ridiculizado” en EE.UU., en palabras de Schmidt.
En cuanto al componente económico de la gira, ha quedado claro que el TPP se mantiene vivo sin EE.UU. y sin Trump con el acuerdo de principios esenciales sellado por sus once miembros durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) de Danang (Vietnam).
Cuando los historiadores tengan que escribir en el futuro sobre esta gira de Trump la conclusión será que “en esencia Estados Unidos, unilateralmente, abdicó” y “se apartó del futuro de Asia”, advirtió en declaraciones a la cadena CNN Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, una organización independiente y no partidista.
Por otra parte, el viaje ha evidenciado la “atracción extraña y poderosa” que ejercen en Trump “líderes autoritarios” como el chino Xi, el ruso Vladímir Putin o el filipino Rodrigo Duterte, según el diario The New York Times.
Muy comentada ha sido la distensión con Xi, que llevó a Trump a culpar a anteriores gobiernos estadounidenses, en lugar de a China, del actual “desequilibrio” en el intercambio comercial, y también el hecho de que, según fuentes filipinas, no recriminó a Duterte por las violaciones de derechos humanos de su guerra antidrogas.
Pero, a juicio de Schmidt, lo más “vergonzoso” y odiado por el Partido Republicano ha sido escuchar a Trump decir que cree a Putin cuando el líder del Kremlin afirma que no hubo injerencia de Moscú en las elecciones estadounidenses de 2016.
El gusto de Trump por cultivar relaciones personales “puede funcionar para un negociador inmobiliario, pero el grado en que ha elegido ganarse el favor de algunos de los líderes más despreciables del mundo (...) perjudica la credibilidad de Estados Unidos y, a la larga, puede tener repercusiones peligrosas”, alertó el Times en un duro editorial.
Schmidt cree, por otro lado, que la gira ha sido “un alivio a corto plazo” para Trump y los republicanos ante “malas noticias políticas” en casa como las acusaciones de abuso sexual contra Roy Moore, candidato al Senado por Alabama, o la revelación de que el hijo mayor del mandatario intercambió mensajes con WikiLeaks durante la campaña electoral.
Trump volverá a la realidad de los problemas nacionales en la noche de este martes, cuando aterrizará en Washington, aunque promete seguir sacando partido a su gira con una “declaración importante” sobre los logros obtenidos en Asia en fecha y hora por concretar.
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