El ingeniero Silvio Carrasco, especialista en temas hídricos, aseguró ayer que para resolver el tema de las inundaciones en la Línea Noroeste y el Bajo Yuna se requiere construir tres grandes presas y aconsejó que esas obras se realicen con dinero del Presupuesto Nacional.
La primera de ellas debe ser la de Guayubín y no la de Ámina, como se ha estado diciendo; la segunda debe ser la presa de Ámina baja (no Ámina alta) y una tercera presa debe ser la de Alto Yuna en Los Quemados, Bonao, en la confluencia de río Blanco con río Yuna. De esa forma, en el caso de la Alto Yuna, permitiría verter agua desde ahí hacia Rincón y desviar el río Yuna a esa parte, es decir, a Rincón, específicamente hacia el río Jima, que no tiene agua.
De esa forma, según el especialista, la presa de Hatillo (en Cotuí) bajaría y dejaría de verter o desparramar agua. Los cálculos que maneja Carrasco indican que Hatillo está vertiendo prácticamente el 80% del agua y una de las causales es que el vertedero se construyó muy bajito. En el caso de Alto Yuna, tendría una función de gran importancia, porque evitaría situaciones como las provocadas por inundaciones en tiempos de lluvias en Villa Riva-Limón del Yuna, que es la parte baja del río Yuna, de Hatillo para abajo. Carrasco fue director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) del año 2000 a 2004. Conoce el tema del agua y maneja los datos al dedillo cuando se le formula alguna pregunta sobre la cuestión.
Asegura que si se construye Alto Yuna y se desvía Yuna hacia Rincón-río Jima, el agua que reciba este último puede ser destinada para Villa Tapia, Salcedo y Tenares (provincia Hermanas Mirabal) y de esa forma ser aprovechada para los cultivos en secano, como es el caso del plátano, para el cual actualmente no hay agua, así como para los acueductos de San Francisco de Macorís, de Las Guáranas y del propio Villa Tapia. Las explicaciones de Carrasco sugieren que la presa de Ámina debe ser en potrero, a quince kilómetros de la desembocadura del río, para poder represar el agua y esa agua usarla -después que se almacena- para irrigar toda la margen izquierda del río Yaque del Norte. “Esa agua no es para llevarla a Santiago, porque en Santiago no necesitamos agua de Ámina. El agua la tenemos en Tavera. Ámina es para riego y para control de inundaciones”, aclaró.
“El presidente Danilo Medina tiene una oportunidad preciosa ahora mismo de hacer tres presas importantes en el Norte para resolver dos grande problemas: el de Bajo Yuna y el de Bajo Yaque”, apuntó, en una entrevista que –por lo interesante que se tornó el diálogo- se extendió más de lo que se había calculado.
Silvio Carrasco sugiere que la primera de las tres presas que inicialmente mencionó sea la de Guayubín porque estaría en la cola de la inundación. “Cuando crece el río Guayubín, ya viene el río Yaque del Norte crecido y se hace una represa natural. Hay que parar esa agua. Esa se queda almacenada ahí y cuando baja allá, entra a Guayubín. Eso como un segundo golpe o como la repetición de un terremoto”, sostiene Carrasco, mientras sonríe.
Explica que tiene que ser una presa para control de inundaciones y eso quiere decir que se levante en la parte más baja posible de la cuenca, llegando prácticamente al llano y donde se pueda tener un gran vaso con una elevación bajita. En este caso, se trata de un tipo de presa que se puede construir rápido, según los números que maneja, porque no implica un costo demasiado alto.
En esa parte de la conversación ejemplificó con Sabana Yegua (en Azua), que está situada en la parte más baja de la zona que le rodea. “Lo propio ocurre con la presa de Tavera, está ubicada en una parte baja, aunque realmente la hicieron muy bajita; debió ser más alta para que no vertiera nunca. Hay que procurar no tener inundaciones; hay que regular el río para que cada 15 o 20 años yo no tenga inundaciones”, dijo Carrasco.
Aclaró que las inundaciones de manera total nadie ha logrado evitarlas en el mundo, ni siquiera Estados Unidos, ni Brasil, ni otras naciones. “Pero hay que tratar que esa crecida venga muy separada (…) una cada 25 años o una cada cuarenta años, pero no todos los años. Aquí con una tormentica cualquiera hay un Consejo de Gobierno, una emergencia”, planteó.
Desde el punto de vista de Carrasco, las obras tienen que ser realizadas con presupuesto nacional, tal como se hizo a Monción, a Sabana Yegua, Tavera, Hatillo y Rincón. “Los préstamos que sean para hacer presas hidroeléctricas, que esas se pagan solas. Y deben ser del sector privado, no del Gobierno. Para qué va a invertir el Gobierno un dinero que puede invertir el sector privado. Que lo haga el inversionista que se va a vender su energía”, sugirió el experto.
Planteó que un problema requiere de soluciones grandes. “Y no hay solución grande que sea de corto plazo. No existe una solución a un problema grande que sea de corto plazo. No existe, y menos en un país pobre”, apuntó Carrasco.
Planteó que con el tema del agua hay dos grandes problemas: Las inundaciones y las sequías. “Los dos atacan a la pobreza, de una manera directa. De una manera irracional, si se quiere”, expresó.
Dijo que las inundaciones son un problema grande, de dimensiones nacionales, que afecta a la economía de República Dominicana y promueve la pobreza. “Ese problema hay que resolverlo con largo plazo y con inversiones de alto costo, pero de impacto rápido”, agregó.
Ríos sin control
Desde su óptica, lo que han hecho todos los países del mundo para resolver las inundaciones es controlar los ríos. “Y en el caso de República Dominicana el cien por ciento de los ríos no está controlado para inundaciones, porque en República Dominicana no hay ni una sola presa que haya sido hecha para inundaciones.
Han sido hechas para hidroeléctricas, para agua potable, para riego (…) Ni la de Hatillo”, agregó.
Dijo que la única presa en el país que más o menos se ha comportado como una presa de control de inundaciones es Sabana Yegua, porque fue muy bien hecha.
“Es una de las mejores presas hechas en República Dominicana. Está muy bien construida, aunque cuando la hicieron no le hayan incluido el vertedero.
La mejor construida del país, seguida de Monción
Silvio Carrasco reconoció ayer que el gobierno actual hizo una inversión importante en Sabana Yegua, rehabilitándola de tal forma, que es la mejor presa de República Dominicana.
Lo que hace a Sabana Yegua la mejor presa del país es el hecho de que está diseñada para que no vierta el agua. Dijo que las presas hay que hacerlas para que no viertan (derramen o dispersen) agua, porque si lo hacen es como si dejaran de existir”.
La segunda presa mejor construida para control de inundaciones-según él- es Monción, situada entre las provincias de Santiago y Santiago Rodríguez. Se alimenta de las aguas de río Mao. Sus aguas sirven para el riego de las tierras agrícolas de la Línea Noroeste y para proporcionar agua potable a todo el Noroeste.
“Esa presa tiene entre 16 y 17 años de inaugurada y ha vertido una sola vez, ahora. Sabana Yegua nunca ha vertido y va a tener 40 años. Entonces, tal como decía, hay que hacer las presas para que no viertan. Para eso hay que controlar los ríos, y nadie ha inventado una forma diferente de controlar los ríos más que con presas”, expresó Carrasco en la conversación. Y agregó que “las presas pequeñas no controlan inundaciones”. “Las presas pequeñas se hacen para agua potable y para control de sedimento y para generación eléctrica, a veces”, dijo.
Falta Monte Grande para el Sur y falta la Dos bocas
“La cuarta presa que tiene que hacer el presidente Danilo Medina es la de Monte Grande”, planteó el exdirector del INDRHI y experto en temas de agua. “No hay razón para que Monte Grande no se haya hecho, no la hay. Esa es la presa que resuelve el problema de las inundaciones de la parte baja del Yaque del Sur…. Lo que es Tamayo, parte de Neiba hasta llegar a Barahona. Se puede almacenar el agua para alimentar los acueductos del Sur y el área de riego, que está sedienta de agua”, dijo.
La quinta presa que tiene que hacer Danilo ahora es la Dos Bocas, en el río Artibonito. “Ese es el río más grande de la República Dominicana”, indicó.
¿Y el costo?
“Para hacer esas presas se gasta cero peso, porque ellas devuelven lo que tú inviertes y cuando eso pasa tú no gastas”.
La primera de ellas debe ser la de Guayubín y no la de Ámina, como se ha estado diciendo; la segunda debe ser la presa de Ámina baja (no Ámina alta) y una tercera presa debe ser la de Alto Yuna en Los Quemados, Bonao, en la confluencia de río Blanco con río Yuna. De esa forma, en el caso de la Alto Yuna, permitiría verter agua desde ahí hacia Rincón y desviar el río Yuna a esa parte, es decir, a Rincón, específicamente hacia el río Jima, que no tiene agua.
De esa forma, según el especialista, la presa de Hatillo (en Cotuí) bajaría y dejaría de verter o desparramar agua. Los cálculos que maneja Carrasco indican que Hatillo está vertiendo prácticamente el 80% del agua y una de las causales es que el vertedero se construyó muy bajito. En el caso de Alto Yuna, tendría una función de gran importancia, porque evitaría situaciones como las provocadas por inundaciones en tiempos de lluvias en Villa Riva-Limón del Yuna, que es la parte baja del río Yuna, de Hatillo para abajo. Carrasco fue director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) del año 2000 a 2004. Conoce el tema del agua y maneja los datos al dedillo cuando se le formula alguna pregunta sobre la cuestión.
Asegura que si se construye Alto Yuna y se desvía Yuna hacia Rincón-río Jima, el agua que reciba este último puede ser destinada para Villa Tapia, Salcedo y Tenares (provincia Hermanas Mirabal) y de esa forma ser aprovechada para los cultivos en secano, como es el caso del plátano, para el cual actualmente no hay agua, así como para los acueductos de San Francisco de Macorís, de Las Guáranas y del propio Villa Tapia. Las explicaciones de Carrasco sugieren que la presa de Ámina debe ser en potrero, a quince kilómetros de la desembocadura del río, para poder represar el agua y esa agua usarla -después que se almacena- para irrigar toda la margen izquierda del río Yaque del Norte. “Esa agua no es para llevarla a Santiago, porque en Santiago no necesitamos agua de Ámina. El agua la tenemos en Tavera. Ámina es para riego y para control de inundaciones”, aclaró.
“El presidente Danilo Medina tiene una oportunidad preciosa ahora mismo de hacer tres presas importantes en el Norte para resolver dos grande problemas: el de Bajo Yuna y el de Bajo Yaque”, apuntó, en una entrevista que –por lo interesante que se tornó el diálogo- se extendió más de lo que se había calculado.
Silvio Carrasco sugiere que la primera de las tres presas que inicialmente mencionó sea la de Guayubín porque estaría en la cola de la inundación. “Cuando crece el río Guayubín, ya viene el río Yaque del Norte crecido y se hace una represa natural. Hay que parar esa agua. Esa se queda almacenada ahí y cuando baja allá, entra a Guayubín. Eso como un segundo golpe o como la repetición de un terremoto”, sostiene Carrasco, mientras sonríe.
Explica que tiene que ser una presa para control de inundaciones y eso quiere decir que se levante en la parte más baja posible de la cuenca, llegando prácticamente al llano y donde se pueda tener un gran vaso con una elevación bajita. En este caso, se trata de un tipo de presa que se puede construir rápido, según los números que maneja, porque no implica un costo demasiado alto.
En esa parte de la conversación ejemplificó con Sabana Yegua (en Azua), que está situada en la parte más baja de la zona que le rodea. “Lo propio ocurre con la presa de Tavera, está ubicada en una parte baja, aunque realmente la hicieron muy bajita; debió ser más alta para que no vertiera nunca. Hay que procurar no tener inundaciones; hay que regular el río para que cada 15 o 20 años yo no tenga inundaciones”, dijo Carrasco.
Aclaró que las inundaciones de manera total nadie ha logrado evitarlas en el mundo, ni siquiera Estados Unidos, ni Brasil, ni otras naciones. “Pero hay que tratar que esa crecida venga muy separada (…) una cada 25 años o una cada cuarenta años, pero no todos los años. Aquí con una tormentica cualquiera hay un Consejo de Gobierno, una emergencia”, planteó.
Desde el punto de vista de Carrasco, las obras tienen que ser realizadas con presupuesto nacional, tal como se hizo a Monción, a Sabana Yegua, Tavera, Hatillo y Rincón. “Los préstamos que sean para hacer presas hidroeléctricas, que esas se pagan solas. Y deben ser del sector privado, no del Gobierno. Para qué va a invertir el Gobierno un dinero que puede invertir el sector privado. Que lo haga el inversionista que se va a vender su energía”, sugirió el experto.
Planteó que un problema requiere de soluciones grandes. “Y no hay solución grande que sea de corto plazo. No existe una solución a un problema grande que sea de corto plazo. No existe, y menos en un país pobre”, apuntó Carrasco.
Planteó que con el tema del agua hay dos grandes problemas: Las inundaciones y las sequías. “Los dos atacan a la pobreza, de una manera directa. De una manera irracional, si se quiere”, expresó.
Dijo que las inundaciones son un problema grande, de dimensiones nacionales, que afecta a la economía de República Dominicana y promueve la pobreza. “Ese problema hay que resolverlo con largo plazo y con inversiones de alto costo, pero de impacto rápido”, agregó.
Ríos sin control
Desde su óptica, lo que han hecho todos los países del mundo para resolver las inundaciones es controlar los ríos. “Y en el caso de República Dominicana el cien por ciento de los ríos no está controlado para inundaciones, porque en República Dominicana no hay ni una sola presa que haya sido hecha para inundaciones.
Han sido hechas para hidroeléctricas, para agua potable, para riego (…) Ni la de Hatillo”, agregó.
Dijo que la única presa en el país que más o menos se ha comportado como una presa de control de inundaciones es Sabana Yegua, porque fue muy bien hecha.
“Es una de las mejores presas hechas en República Dominicana. Está muy bien construida, aunque cuando la hicieron no le hayan incluido el vertedero.
La mejor construida del país, seguida de Monción
Silvio Carrasco reconoció ayer que el gobierno actual hizo una inversión importante en Sabana Yegua, rehabilitándola de tal forma, que es la mejor presa de República Dominicana.
Lo que hace a Sabana Yegua la mejor presa del país es el hecho de que está diseñada para que no vierta el agua. Dijo que las presas hay que hacerlas para que no viertan (derramen o dispersen) agua, porque si lo hacen es como si dejaran de existir”.
La segunda presa mejor construida para control de inundaciones-según él- es Monción, situada entre las provincias de Santiago y Santiago Rodríguez. Se alimenta de las aguas de río Mao. Sus aguas sirven para el riego de las tierras agrícolas de la Línea Noroeste y para proporcionar agua potable a todo el Noroeste.
“Esa presa tiene entre 16 y 17 años de inaugurada y ha vertido una sola vez, ahora. Sabana Yegua nunca ha vertido y va a tener 40 años. Entonces, tal como decía, hay que hacer las presas para que no viertan. Para eso hay que controlar los ríos, y nadie ha inventado una forma diferente de controlar los ríos más que con presas”, expresó Carrasco en la conversación. Y agregó que “las presas pequeñas no controlan inundaciones”. “Las presas pequeñas se hacen para agua potable y para control de sedimento y para generación eléctrica, a veces”, dijo.
Falta Monte Grande para el Sur y falta la Dos bocas
“La cuarta presa que tiene que hacer el presidente Danilo Medina es la de Monte Grande”, planteó el exdirector del INDRHI y experto en temas de agua. “No hay razón para que Monte Grande no se haya hecho, no la hay. Esa es la presa que resuelve el problema de las inundaciones de la parte baja del Yaque del Sur…. Lo que es Tamayo, parte de Neiba hasta llegar a Barahona. Se puede almacenar el agua para alimentar los acueductos del Sur y el área de riego, que está sedienta de agua”, dijo.
La quinta presa que tiene que hacer Danilo ahora es la Dos Bocas, en el río Artibonito. “Ese es el río más grande de la República Dominicana”, indicó.
¿Y el costo?
“Para hacer esas presas se gasta cero peso, porque ellas devuelven lo que tú inviertes y cuando eso pasa tú no gastas”.
(Fuente: elcaribe.com.do)
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