Washington (EFE)-. México podría tener un papel central en los archivos inéditos sobre el asesinato de John F. Kennedy (JFK) que se publicarán este jueves, dado que entre ellos hay documentos que la CIA pidió mantener secretos hace dos décadas para evitar que su divulgación perjudicara o incluso hiciera caer al Gobierno mexicano.
Así lo aseguró ayer a Efe el juez federal John R. Tunheim, que entre 1994 y 1998 encabezó un comité investigador independiente creado por ley para examinar y publicar los documentos oficiales del Gobierno estadounidense sobre el asesinato de Kennedy en 1963.
Según Tunheim, el Departamento de Estado estadounidense y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) convencieron a su comité de que no publicara los detalles de "los acuerdos" que tenía Estados Unidos para compartir inteligencia con México, por temor a que eso hiciera caer al Gobierno mexicano que estaba entonces en el poder.
"Ese fue el argumento que usaron el Departamento de Estado y la CIA para convencernos de no publicar algunos de los detalles operativos de cómo compartían información de inteligencia con México", afirmó Tunheim en una entrevista telefónica desde Minesota, donde ahora es juez federal.
"Publicar cómo un Gobierno extranjero comparte inteligencia con la CIA puede ser controvertido, y creo que eso les preocupaba, porque el partido político que estaba en el poder en México en los años 1990 era el mismo que había estado en poder en los 1960", cuando asesinaron a Kennedy, añadió.
Ese partido de México era el Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó durante 71 años entre 1929 y 2000, y que de nuevo está en el poder bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto.
El comité de Tunheim, llamado Panel de Revisión de los Archivos sobre el Asesinato (ARRB, por su sigla en inglés), concluyó su trabajo en 1998 sin publicar esos archivos, que según la CIA "podían ser dañinos para los intereses del Gobierno mexicano".
Según informes de prensa, los acuerdos entre Estados Unidos y México permitieron a la CIA vigilar las embajadas de Cuba y la Unión Soviética en la capital mexicana, a donde el presunto asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, acudió durante un viaje a ese país seis semanas antes de la muerte del presidente.
En 1998, al Departamento de Estado y la CIA les preocupaba tanto divulgar "cómo se compartía inteligencia" como "el mero hecho de que hubiera acuerdos para trabajar" con la agencia de inteligencia estadounidense, algo que "en algunos países es controvertido", indicó Tunheim.
Si el presidente estadounidense, Donald Trump, no bloquea la publicación de algunos de ellos, todos los documentos que no se divulgaron en 1998 saldrán a la luz mañana, algo que a Tunheim le parece pertinente.
"No creo que esas preocupaciones (expresadas por la CIA hace dos décadas) sean relevantes ya, así que toda esa información debería publicarse ahora", opinó el juez.
Tunheim no espera que los documentos clasificados contengan ningún "bombazo", dado que su comité ya permitió publicar "todo lo que pudo encontrar" sobre "el misterioso viaje de Oswald a México".
"Pero será interesante obtener detalles sobre los métodos de inteligencia que se usaban en los 1960 para tratar de recabar información no solo sobre Lee Harvey Oswald, sino sobre otros", concluyó el magistrado.
Así lo aseguró ayer a Efe el juez federal John R. Tunheim, que entre 1994 y 1998 encabezó un comité investigador independiente creado por ley para examinar y publicar los documentos oficiales del Gobierno estadounidense sobre el asesinato de Kennedy en 1963.
Según Tunheim, el Departamento de Estado estadounidense y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) convencieron a su comité de que no publicara los detalles de "los acuerdos" que tenía Estados Unidos para compartir inteligencia con México, por temor a que eso hiciera caer al Gobierno mexicano que estaba entonces en el poder.
"Ese fue el argumento que usaron el Departamento de Estado y la CIA para convencernos de no publicar algunos de los detalles operativos de cómo compartían información de inteligencia con México", afirmó Tunheim en una entrevista telefónica desde Minesota, donde ahora es juez federal.
"Publicar cómo un Gobierno extranjero comparte inteligencia con la CIA puede ser controvertido, y creo que eso les preocupaba, porque el partido político que estaba en el poder en México en los años 1990 era el mismo que había estado en poder en los 1960", cuando asesinaron a Kennedy, añadió.
Ese partido de México era el Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó durante 71 años entre 1929 y 2000, y que de nuevo está en el poder bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto.
El comité de Tunheim, llamado Panel de Revisión de los Archivos sobre el Asesinato (ARRB, por su sigla en inglés), concluyó su trabajo en 1998 sin publicar esos archivos, que según la CIA "podían ser dañinos para los intereses del Gobierno mexicano".
Según informes de prensa, los acuerdos entre Estados Unidos y México permitieron a la CIA vigilar las embajadas de Cuba y la Unión Soviética en la capital mexicana, a donde el presunto asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, acudió durante un viaje a ese país seis semanas antes de la muerte del presidente.
En 1998, al Departamento de Estado y la CIA les preocupaba tanto divulgar "cómo se compartía inteligencia" como "el mero hecho de que hubiera acuerdos para trabajar" con la agencia de inteligencia estadounidense, algo que "en algunos países es controvertido", indicó Tunheim.
Si el presidente estadounidense, Donald Trump, no bloquea la publicación de algunos de ellos, todos los documentos que no se divulgaron en 1998 saldrán a la luz mañana, algo que a Tunheim le parece pertinente.
"No creo que esas preocupaciones (expresadas por la CIA hace dos décadas) sean relevantes ya, así que toda esa información debería publicarse ahora", opinó el juez.
Tunheim no espera que los documentos clasificados contengan ningún "bombazo", dado que su comité ya permitió publicar "todo lo que pudo encontrar" sobre "el misterioso viaje de Oswald a México".
"Pero será interesante obtener detalles sobre los métodos de inteligencia que se usaban en los 1960 para tratar de recabar información no solo sobre Lee Harvey Oswald, sino sobre otros", concluyó el magistrado.
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