PANAMÁ (EFE)-. Más diagnóstico temprano y un mayor énfasis en la prevención son retos capitales que afronta América Latina y el Caribe para mantener los progresos en materia de lucha contra el VIH, que afecta a 2,11 millones de personas en la región y estuvo asociado a la muerte de otras 45.400 en 2016.
Los datos de Onusida incluidos en un informe mundial difundido este jueves precisan que 1,8 millones de personas vivían con VIH en América Latina y 310.000 en el Caribe al cierre de 2016, cuando se registraron 97.000 y 18.000 nuevas infecciones en cada subregión, respectivamente.
El director de Onusida para América Latina y el Caribe, César A. Núñez, valoró en una entrevista con Efe que en aspectos como el acceso a los antirretrovirales la región “ha hecho un buen trabajo”, con coberturas que van desde el 52 % en la zona caribeña hasta el 72 % en la latinoamericana.
Pero aún así “queda un importante trabajo por hacer”. En el caso del Caribe, hay que “intensificar la detección” del virus incrementando el número de pruebas y, “una vez identificada la persona como positiva, iniciarla en tratamiento”, dijo Núñez.
Destacó que en materia de prevención de la transmisión del VIH de la madre al niño “el Caribe lo está haciendo muy bien”, y puso como ejemplo que hace dos años Cuba fue el primer país del mundo certificado por haberla eliminado.
“Hay otros países en el Caribe que están en ese proceso de certificación y lo van a lograr este año. Este es un paso muy importante y nos gustaría también ver, pronto en América Latina, un país que sea certificado por haber eliminado la transmisión del VIH de la madre al hijo”, expresó.
Y América Latina “debe acelerar no solo el diagnóstico y el tratamiento” del VIH, “sino también lograr que las personas permanezcan” recibiendo la terapia, añadió.
El director de la oficina de Onusida para América Latina y el Caribe, son sede en Panamá, dijo que “un gran desafío en América Latina son los desabastecimientos” de los antirretrovirales, una situación que deriva no necesariamente de asuntos financieros sino más bien de gestión, según explicó.
“Creo que un llamado a los países en América Latina es mantener una gestión adecuada, oportuna” de la atención a la población con VIH, expresó.
Núñez recordó que en Latinoamérica más del 90 % de la respuesta al VIH está financiada por los Estados, una situación que cambia en el Caribe, donde es la cooperación externa la que aporta la mayoría de esos fondos.
En su informe mundial, Onusida destaca los “progresos recientes” en materia de VIH, entre ellos que en América Latina el 81 % de las personas que viven con el virus son conscientes de su condición, lo que está cerca de la meta del 90 %.
También ha caído el número de muertes asociadas al sida: en un 12 % en América Latina entre 2010 y 2016 y en un 28 % en el Caribe en el mismo período.
Y aunque el número de nuevas infecciones en América Latina no varió de 2010 a 2016, Núñez enfatizó en la importancia de reforzar la prevención.
“No podemos seguir teniendo más, y más, y más infecciones sin tener acciones concretas. En América Latina tenemos resistencia cuando se quiere hablar de educación para la sexualidad y esa es realmente la clave para comenzar la reducir las nuevas infecciones de manera importante”, afirmó el alto funcionario de la ONU.
Otro asunto es la discriminación. En la región tenemos que saber “apreciar las diferencias, respetarnos y ojalá que las personas que necesiten buscar servicios” relacionados con el VIH “lo puedan hacer sin temor a ser discriminados ni por sus conciudadanos ni menos por los funcionarios de salud”, añadió.
Los datos de Onusida incluidos en un informe mundial difundido este jueves precisan que 1,8 millones de personas vivían con VIH en América Latina y 310.000 en el Caribe al cierre de 2016, cuando se registraron 97.000 y 18.000 nuevas infecciones en cada subregión, respectivamente.
El director de Onusida para América Latina y el Caribe, César A. Núñez, valoró en una entrevista con Efe que en aspectos como el acceso a los antirretrovirales la región “ha hecho un buen trabajo”, con coberturas que van desde el 52 % en la zona caribeña hasta el 72 % en la latinoamericana.
Pero aún así “queda un importante trabajo por hacer”. En el caso del Caribe, hay que “intensificar la detección” del virus incrementando el número de pruebas y, “una vez identificada la persona como positiva, iniciarla en tratamiento”, dijo Núñez.
Destacó que en materia de prevención de la transmisión del VIH de la madre al niño “el Caribe lo está haciendo muy bien”, y puso como ejemplo que hace dos años Cuba fue el primer país del mundo certificado por haberla eliminado.
“Hay otros países en el Caribe que están en ese proceso de certificación y lo van a lograr este año. Este es un paso muy importante y nos gustaría también ver, pronto en América Latina, un país que sea certificado por haber eliminado la transmisión del VIH de la madre al hijo”, expresó.
Y América Latina “debe acelerar no solo el diagnóstico y el tratamiento” del VIH, “sino también lograr que las personas permanezcan” recibiendo la terapia, añadió.
El director de la oficina de Onusida para América Latina y el Caribe, son sede en Panamá, dijo que “un gran desafío en América Latina son los desabastecimientos” de los antirretrovirales, una situación que deriva no necesariamente de asuntos financieros sino más bien de gestión, según explicó.
“Creo que un llamado a los países en América Latina es mantener una gestión adecuada, oportuna” de la atención a la población con VIH, expresó.
Núñez recordó que en Latinoamérica más del 90 % de la respuesta al VIH está financiada por los Estados, una situación que cambia en el Caribe, donde es la cooperación externa la que aporta la mayoría de esos fondos.
En su informe mundial, Onusida destaca los “progresos recientes” en materia de VIH, entre ellos que en América Latina el 81 % de las personas que viven con el virus son conscientes de su condición, lo que está cerca de la meta del 90 %.
También ha caído el número de muertes asociadas al sida: en un 12 % en América Latina entre 2010 y 2016 y en un 28 % en el Caribe en el mismo período.
Y aunque el número de nuevas infecciones en América Latina no varió de 2010 a 2016, Núñez enfatizó en la importancia de reforzar la prevención.
“No podemos seguir teniendo más, y más, y más infecciones sin tener acciones concretas. En América Latina tenemos resistencia cuando se quiere hablar de educación para la sexualidad y esa es realmente la clave para comenzar la reducir las nuevas infecciones de manera importante”, afirmó el alto funcionario de la ONU.
Otro asunto es la discriminación. En la región tenemos que saber “apreciar las diferencias, respetarnos y ojalá que las personas que necesiten buscar servicios” relacionados con el VIH “lo puedan hacer sin temor a ser discriminados ni por sus conciudadanos ni menos por los funcionarios de salud”, añadió.
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