PESTEL, Haiti (AP)-. Los pescadores se congregaron emocionados en un inestable muelle de madera para recibir a la embarcación en que viajaba el candidato político más divisivo y provocador.
La multitud no tardó en abrir camino a Guy Philippe, que bajó a tierra y empezó a estrechar manos y dar palmadas en las espaldas. Apareció más gente para ver al hombre que aparece en carteles de campaña colgados en chabolas de una habitación, en una comunidad aislada del resto del país por montañas boscosas y carreteras llenas de baches.
Philippe es detestado por algunos haitianos porque lideró la rebelión de 2004 que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide. Las autoridades de Estados Unidos lo buscan por cargos de tráfico de drogas presentados hace una década. Y la semana pasada, un juez haitiano lo interrogó por un mortal ataque de mayo a una comisaría después de que el candidato ignorase varias citaciones previas.
Sin embargo, Philippe parece ser venerado en la región rural de Grand'Anse en el sur de Haití. Muchos ya le llaman "senador" mientras hace campaña para lograr un escaño en las elecciones previstas para el 9 de octubre, una victoria que le daría inmunidad ante detenciones y procesos judiciales en su país, así como el poder político que ambiciona desde hace mucho tiempo.
"Es como un padre para esta zona", dijo Christin Pierre Louis, que estaba entre los que acudieron para recibir a Philippe al pueblo.
En otros lugares se le ve como un símbolo preocupante de los problemas de Haití.
"Hay un vacío de responsabilidad en Haití que supone que gente implicada en violaciones pasadas contra derechos humanos puede presentarse como candidato popular sin miedo a investigaciones, mucho menos procesamientos, por supuestos abusos", señaló Amanda Klasing, investigadora de la organización con sede en Nueva York Human Rights Watch.
El candidato fugitivo, que parece mucho más joven de los 48 años que tiene, permitió a periodistas de Associated Press pasar un día con él en su bastión de Pestel. Es una localidad remota en la zona montañosa donde se refugia desde que agentes de la agencia antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) estuvieron cerca de capturarlo en 2007, en una redada en su casa de la ciudad costera de Les Cayes, en el sur.
Philippe dice que quiere llevar prosperidad a la península sur de Haití, que cuenta con aguas cristalinas y bosques frondosos pero también tiene un exiguo suministro eléctrico, pocas infraestructuras y una desnutrición generalizada.
Philippe insiste en que es inocente de cualquier delito y atribuye las acusaciones a enemigos que intentan silenciarlo. Tiene un rencor especial al presidente interino de Haití.
"La senda que escogí, la manera que escogí, no es fácil. Pero la escogí y estoy dispuesto a morir por ella", dijo Philippe a periodistas de AP, que llegaron a su bastión por una precaria carretera de tierra flanqueada de bloques de piedra, colocados para poder instalar barricadas con rapidez.
En Pestel, donde su padre fue alcalde, Philippe es el jefe indiscutido.
Mientras bebía botellas de cerveza Prestige, celebró audiencia en el único hotel de la ciudad, que es de su propiedad. En ocasiones lanzaba una orden a sus seguidores, socializaba con una corte de aduladores o repartía favores.
En una pérgola que construyó para la ciudad en un paseo marítimo, hizo una invitación abierta a ex soldados para que se instalen en Pestel. El Ejército haitiano se abolió en 1995, pero veteranos como Philippe y sus seguidores piden desde hace tiempo que se reinstaure.
"Pueden venir a Pestel, tierra de libertad", dijo con una sonrisa.
Aunque Philippe insistió en que como ex comandante de policía y soldado, tiene un gran respeto por las fuerzas de seguridad, advirtió que se responderá con la fuerza a cualquier oficial uniformado que intente capturarlo en su feudo tropical.
"Los consideraremos como mercenarios y les haremos frente", dijo.
Philippe negó las noticias sobre que tiene arsenales de armas, aunque en un cobertizo junto a la carretera donde montaba guardia un vigía se veían dos rifles de asalto T65 y un par de carabinas M-1.
La candidatura de Philippe a un escaño del Senado es un nuevo capítulo en una vida azarosa.
En 2000 era jefe de policía de la ciudad norteña de Cap-Haitien, la segunda más grande del país, cuando huyó a la vecina República Dominicana entre acusaciones de que estaba tramando un golpe. Cuando estaba en el exilio se le acusó de ideas ataques contra comisarías haitianas y otros objetivos.
Regresó en 2004 para unirse a un alzamiento contra Aristide, haciéndose con el control de un grupo de rebeldes que capturó Cap-Haitien. Aristide abandonó el país a bordo de un avión proporcionado por Estados Unidos antes de que los rebeldes de Philippe llegaran a la capital.
Tras una entrada triunfal en Puerto Príncipe, Philippe se proclamó "jefe del ejército". Pero rindió las armas ante la preparación de una fuerza de estabilización de Naciones Unidas.
En 2006 se presentó a la presidencia y quedó en un distante noveno puesto.
Un año más tarde, agentes antidroga haitianos y estadounidenses fuertemente armados asaltaron su casa en Les Cayes, pero sólo encontraron a su familia y a una doncella. Los agentes estadounidenses llegaron en varios helicópteros Black Hawk.
Un cartel de fugitivo de la DEA indica que se le busca por delitos como conspiración para importar cocaína a Estados Unidos. Pero la orden de acusación en su contra presentada hace una década en Estados Unidos es secreta y la fiscalía federal declinó comentar el caso.
Philippe enfrenta preguntas sobre un ataque del pasado 16 de mayo contra la comisaría de Les Cayes. Hasta 50 hombres armados, vestidos con uniformes verdes o de camuflaje atacaron el edificio, robaron armas, mataron a un policía e hirieron a otro.
El abogado del candidato, Reynold Georges, confirmó que Philippe aparecía en una orden judicial haitiana relacionada con el ataque, pero afirmó que su cliente no estaba relacionado con el caso.
Philippe dijo que vive de forma sencilla y se centra en su campaña. Jovenel Moise, aspirante a la presidencia elegido por el expresidente Michel Martelly, hizo campaña con él hace poco en Pestel.
Su esposa estadounidense y sus dos hijos viven en Estados Unidos y él dice que rara vez sale de Grand'Anse.
Philippe alertó de complicaciones si pierde los comicios al Senado.
"Pelearé si pierdo estas elecciones porque sabré que el gobierno lo hizo de forma ilegal", dijo entre tragos de cerveza. "Ya no tengo nada que perder".
La multitud no tardó en abrir camino a Guy Philippe, que bajó a tierra y empezó a estrechar manos y dar palmadas en las espaldas. Apareció más gente para ver al hombre que aparece en carteles de campaña colgados en chabolas de una habitación, en una comunidad aislada del resto del país por montañas boscosas y carreteras llenas de baches.
Philippe es detestado por algunos haitianos porque lideró la rebelión de 2004 que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide. Las autoridades de Estados Unidos lo buscan por cargos de tráfico de drogas presentados hace una década. Y la semana pasada, un juez haitiano lo interrogó por un mortal ataque de mayo a una comisaría después de que el candidato ignorase varias citaciones previas.
Sin embargo, Philippe parece ser venerado en la región rural de Grand'Anse en el sur de Haití. Muchos ya le llaman "senador" mientras hace campaña para lograr un escaño en las elecciones previstas para el 9 de octubre, una victoria que le daría inmunidad ante detenciones y procesos judiciales en su país, así como el poder político que ambiciona desde hace mucho tiempo.
"Es como un padre para esta zona", dijo Christin Pierre Louis, que estaba entre los que acudieron para recibir a Philippe al pueblo.
En otros lugares se le ve como un símbolo preocupante de los problemas de Haití.
"Hay un vacío de responsabilidad en Haití que supone que gente implicada en violaciones pasadas contra derechos humanos puede presentarse como candidato popular sin miedo a investigaciones, mucho menos procesamientos, por supuestos abusos", señaló Amanda Klasing, investigadora de la organización con sede en Nueva York Human Rights Watch.
El candidato fugitivo, que parece mucho más joven de los 48 años que tiene, permitió a periodistas de Associated Press pasar un día con él en su bastión de Pestel. Es una localidad remota en la zona montañosa donde se refugia desde que agentes de la agencia antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) estuvieron cerca de capturarlo en 2007, en una redada en su casa de la ciudad costera de Les Cayes, en el sur.
Philippe dice que quiere llevar prosperidad a la península sur de Haití, que cuenta con aguas cristalinas y bosques frondosos pero también tiene un exiguo suministro eléctrico, pocas infraestructuras y una desnutrición generalizada.
Philippe insiste en que es inocente de cualquier delito y atribuye las acusaciones a enemigos que intentan silenciarlo. Tiene un rencor especial al presidente interino de Haití.
"La senda que escogí, la manera que escogí, no es fácil. Pero la escogí y estoy dispuesto a morir por ella", dijo Philippe a periodistas de AP, que llegaron a su bastión por una precaria carretera de tierra flanqueada de bloques de piedra, colocados para poder instalar barricadas con rapidez.
En Pestel, donde su padre fue alcalde, Philippe es el jefe indiscutido.
Mientras bebía botellas de cerveza Prestige, celebró audiencia en el único hotel de la ciudad, que es de su propiedad. En ocasiones lanzaba una orden a sus seguidores, socializaba con una corte de aduladores o repartía favores.
En una pérgola que construyó para la ciudad en un paseo marítimo, hizo una invitación abierta a ex soldados para que se instalen en Pestel. El Ejército haitiano se abolió en 1995, pero veteranos como Philippe y sus seguidores piden desde hace tiempo que se reinstaure.
"Pueden venir a Pestel, tierra de libertad", dijo con una sonrisa.
Aunque Philippe insistió en que como ex comandante de policía y soldado, tiene un gran respeto por las fuerzas de seguridad, advirtió que se responderá con la fuerza a cualquier oficial uniformado que intente capturarlo en su feudo tropical.
"Los consideraremos como mercenarios y les haremos frente", dijo.
Philippe negó las noticias sobre que tiene arsenales de armas, aunque en un cobertizo junto a la carretera donde montaba guardia un vigía se veían dos rifles de asalto T65 y un par de carabinas M-1.
La candidatura de Philippe a un escaño del Senado es un nuevo capítulo en una vida azarosa.
En 2000 era jefe de policía de la ciudad norteña de Cap-Haitien, la segunda más grande del país, cuando huyó a la vecina República Dominicana entre acusaciones de que estaba tramando un golpe. Cuando estaba en el exilio se le acusó de ideas ataques contra comisarías haitianas y otros objetivos.
Regresó en 2004 para unirse a un alzamiento contra Aristide, haciéndose con el control de un grupo de rebeldes que capturó Cap-Haitien. Aristide abandonó el país a bordo de un avión proporcionado por Estados Unidos antes de que los rebeldes de Philippe llegaran a la capital.
Tras una entrada triunfal en Puerto Príncipe, Philippe se proclamó "jefe del ejército". Pero rindió las armas ante la preparación de una fuerza de estabilización de Naciones Unidas.
En 2006 se presentó a la presidencia y quedó en un distante noveno puesto.
Un año más tarde, agentes antidroga haitianos y estadounidenses fuertemente armados asaltaron su casa en Les Cayes, pero sólo encontraron a su familia y a una doncella. Los agentes estadounidenses llegaron en varios helicópteros Black Hawk.
Un cartel de fugitivo de la DEA indica que se le busca por delitos como conspiración para importar cocaína a Estados Unidos. Pero la orden de acusación en su contra presentada hace una década en Estados Unidos es secreta y la fiscalía federal declinó comentar el caso.
Philippe enfrenta preguntas sobre un ataque del pasado 16 de mayo contra la comisaría de Les Cayes. Hasta 50 hombres armados, vestidos con uniformes verdes o de camuflaje atacaron el edificio, robaron armas, mataron a un policía e hirieron a otro.
El abogado del candidato, Reynold Georges, confirmó que Philippe aparecía en una orden judicial haitiana relacionada con el ataque, pero afirmó que su cliente no estaba relacionado con el caso.
Philippe dijo que vive de forma sencilla y se centra en su campaña. Jovenel Moise, aspirante a la presidencia elegido por el expresidente Michel Martelly, hizo campaña con él hace poco en Pestel.
Su esposa estadounidense y sus dos hijos viven en Estados Unidos y él dice que rara vez sale de Grand'Anse.
Philippe alertó de complicaciones si pierde los comicios al Senado.
"Pelearé si pierdo estas elecciones porque sabré que el gobierno lo hizo de forma ilegal", dijo entre tragos de cerveza. "Ya no tengo nada que perder".
Desde remoto bastión, fugitivo haitiano Guy Philippe busca poder político
Reviewed by Noticias del Noroeste
on
martes, septiembre 06, 2016
Rating:
No hay comentarios.: