Hay teléfonos, autos y ahora también inodoros inteligentes.
Al menos eso promete uno que se abre cuando te acercas y se autolimpia luego de que tiras la cadena.
Y eso no es todo, el aparato, presentado en el Consumer Electronic Show de Las Vegas –CES 2016, una de las ferias tecnológicas más importantes del mundo– limpia también a su usuario con una vara que tira agua y aire tibio mientras sigue sentado.
A pesar de costar US$9.800, se vendieron más de 40 millones de la versión anterior del inodoro Neorest.
La firma de productos para el baño Toto explicó que este prototipo aún está en desarrollo.
Autolimpieza
El proceso de autolimpieza utiliza una combinación de un desinfectante y un esmalte –hecha de dióxido de circonio y titanio– que recubre el recipiente.
“Cuando se tira la cadena, se rocía el interior del recipiente con agua electrolizada”, explica la portavoz de Toto, Lenora Campos.
Según la ejecutiva, el proceso transforma el agua en una especie de cloro suave.
“Este limpia profundamente el interior, matando todo lo que quede en el recipiente”, dice Campos.
Al mismo tiempo, una luz ultravioleta en la tapa carga la superficie.
Eso hace que sea muy hidrofílico, o en palabras simples, ame tanto el agua que nada se pegue a sus paredes. También es fotocatalítico, lo que permite que los iones de oxígeno combatan bacterias y virus.
“No tienes que limpiarlo durante un año”, dice Campos.
(Fuente: BBC)
Al menos eso promete uno que se abre cuando te acercas y se autolimpia luego de que tiras la cadena.
Y eso no es todo, el aparato, presentado en el Consumer Electronic Show de Las Vegas –CES 2016, una de las ferias tecnológicas más importantes del mundo– limpia también a su usuario con una vara que tira agua y aire tibio mientras sigue sentado.
A pesar de costar US$9.800, se vendieron más de 40 millones de la versión anterior del inodoro Neorest.
La firma de productos para el baño Toto explicó que este prototipo aún está en desarrollo.
Autolimpieza
El proceso de autolimpieza utiliza una combinación de un desinfectante y un esmalte –hecha de dióxido de circonio y titanio– que recubre el recipiente.
“Cuando se tira la cadena, se rocía el interior del recipiente con agua electrolizada”, explica la portavoz de Toto, Lenora Campos.
Según la ejecutiva, el proceso transforma el agua en una especie de cloro suave.
“Este limpia profundamente el interior, matando todo lo que quede en el recipiente”, dice Campos.
Al mismo tiempo, una luz ultravioleta en la tapa carga la superficie.
Eso hace que sea muy hidrofílico, o en palabras simples, ame tanto el agua que nada se pegue a sus paredes. También es fotocatalítico, lo que permite que los iones de oxígeno combatan bacterias y virus.
“No tienes que limpiarlo durante un año”, dice Campos.
(Fuente: BBC)
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