Esta reforma, una tarea inconclusa desde el último intento en 2007, fue
aprobada por 68 a 32, con el "sí" de 14 republicanos que se sumaron a
los 52 demócratas y dos independientes.
Sin embargo, y pese al riesgo político que supone de cara al creciente
electorado hispano, los republicanos han asegurado que la reforma, tal
como fue aprobada hoy, encontrará su tumba en la Cámara baja.
"Este proyecto de ley se aprobará en el Senado, pero no con mi voto, y
en su versión actual, no va a convertirse en ley", sentenció el líder de
la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
El presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner, aseguró
que su bancada se reunirá el próximo 10 de julio para trazar su propia
estrategia y no hará un simple calcado de la versión del Senado.
El "Grupo de los siete" que negocia la reforma en la Cámara de
Representantes -uno menos que los ocho del Senado, después de la
renuncia del republicano Raúl Labrador- aún no ha presentado su propio
plan.
El congresista demócrata Luis Gutiérrez, miembro de ese grupo, dijo hoy
que "ha comenzado la cuenta atrás no solo para el Partido Republicano,
sino también para los 1.400 indocumentados que son deportados cada día
ante la ausencia de una reforma".
En el complejo entramado parlamentario, las opciones para la Cámara baja
son pocas y cada una tiene sus riesgos: rechazar la versión del Senado y
elaborar una similar; debatir una completamente nueva, o debatir
medidas parciales por separado e incorporarlas en un solo paquete.
En todo caso, las dos versiones tendrían que ser armonizadas en un solo
texto y votado de forma definitiva, previsiblemente después del receso
de agosto.
La del Senado, la mayor desde la de 1986, se apoya en tres pilares: la
legalización de los indocumentados; la regulación de futuros flujos
migratorios; y el reforzamiento de la seguridad en la frontera con
México, por donde se cuela la mayoría de los indocumentados.
El punto fundamental de la medida, negociada entre bambalinas desde
enero pasado por el "Grupo de los ocho" del Senado, es que sin el
sellado de la frontera no habría posibilidad de conseguir la residencia
permanente.
Los expertos coincidieron hoy en que, al contrario que en 2007, el panorama político ahora es más propicio.
"La gente subestima el enorme cambio político que ha habido desde 2007.
El voto en el Senado ayudará a dar forma al debate en la Cámara de
Representantes y creo que esta también apoyará la reforma migratoria",
dijo a Efe Angela Kelley, analista del progresista Centro para el
Progreso Estadounidense (CAP, en inglés).
El cambio responde en parte al creciente poder político de los
inmigrantes: el presidente de EE.UU., Barack Obama. ganó la reelección
en 2012 con el 71 % del voto hispano, frente al 27 % que recibió su
rival republicano, Mitt Romney.
Aunque la reforma contiene medidas que sentaron mal en México respecto a
la vigilancia fronteriza, Kelley consideró que se trató de escoger el
menor de los males y la iniciativa "es un logro sustancial para
regularizar a los indocumentados".
Stephen Yale-Loehr, profesor de leyes y experto en asuntos migratorios
en la Universidad de Cornell, advirtió de que muchos legisladores creen
que la versión del Senado se quedó corta y que el Congreso "no debe
legalizar a ningún indocumentado bajo ninguna circunstancia".
Boehner exige que la reforma tenga el apoyo de la mayoría de los republicanos "y hasta ahora eso parece poco probable", señaló.
Los partidarios de la reforma llegaron a la mesa de negociaciones
cargados de argumentos sobre los beneficios económicos y de seguridad
nacional del plan reformista.
Un análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso indicó que, con la
reforma, la economía crecerá en un 3,3 % en la próxima década y en 5,4 %
la siguiente, y se reducirá el déficit en 197.000 millones de dólares
para 2023.
Pero sus detractores se escudaron en la incipiente recuperación
económica de EE.UU. para señalar que la prioridad debe ser crear empleos
para los 22 millones de personas sin trabajo o subempleadas.
Algunos republicanos de la Cámara Baja, como la representante por
Florida, Ileana Ros-Lehtinen, creen que, pese al escabroso camino, ese
órgano legislativo también hará historia.
"El voto bipartidista en el Senado muestra que Washington puede
transcender a las políticas partidistas por el bien de la nación", dijo
Ros-Lehtinen en un comunicado.
"Espero que mis colegas en la Cámara baja también harán su parte para
asegurar nuestras fronteras y ayudar en la búsqueda de una solución para
las familias inmigrantes en nuestro país, que pueden crear empleos y
contribuir a nuestra economía", puntualizó.
La reforma migratoria de EEUU sale del Senado pero con rumbo todavía incierto
Reviewed by Noticias del Noroeste
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viernes, junio 28, 2013
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