Como todo emigrante que abandona su país en busca de mejoría económica, los haitianos que viven y trabajan en la República Dominicana envían periódicamente remesas a su país de origen, transacción facilitada por el hecho de compartir una misma isla de apenas 76,480 kilómetros cuadrados de extensión.
A pesar de este irrompible nexo geográfico y del constante tráfago de ida y vuelta a través de la frontera, las remesas de los haitianos hacia su país han sido una constante fuente de conjeturas, ya que la mayor parte de este flujo de dinero se canaliza de forma no cuantificable a través de medios no registrados, sobre todo entre los inmigrantes que trabajan en los campos como labradores agrícolas. Esta informalidad dificulta enormemente el proceso de levantar estadísticas creíbles sobre las remesas que llegan a Haití desde la República Dominicana.
Sin embargo, un estudio recientemente publicado por el Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (OMLAD) del Ministerio de Trabajo arroja luces sobre un campo hasta ahora cubierto de misterio.
Con una población aproximada de un millón de haitianos residiendo en territorio dominicano, es importante cuantificar el dinero que los haitianos envían a sus allegados en el lado occidental de la isla, para tener una idea más clara de cuánto dinero generado en República Dominicana cruza la frontera.
Según los datos del estudio del OMLAD, los haitianos que trabajan en el país, tanto en el campo como en la ciudad, envían en promedio unos 3,000 pesos al mes hacia su país de origen, lo que a la tasa actual de 39 pesos por dólar, arroja un aproximado de 77 dólares por haitiano, la mayoría (37.2% en la ciudad, 46.6% en el campo) remitidos a sus hogares paternos.
El 93.3% de los haitianos encuestados en el interior, en el sector del cultivo de guineo, respondió que enviaba remesas, la mayoría (49.8%) de manera mensual. En el caso de las ciudades y el sector construcción, 87.3% dijo enviar remesas, de los cuales la mayor parte (37.2%) enviaba dinero mensualmente también.
Mucho dinero y poca formalidad
Estas cifras, extrapoladas a una población haitiana total, también conjetural, de un millón de personas en suelo dominicano, arroja como resultado que los haitianos envían en promedio unos 77 millones de dólares mensuales a sus hogares del otro lado de la frontera. Esto lleva a la respetable cantidad de 924 millones de dólares por año.
Esta suma de dinero, sin embargo, pasa en su mayoría informalmente al otro extremo de la isla, ya que los haitianos tradicionalmente han preferido utilizar para sus envíos a un personaje tan misterioso como la transacción.
Conocidos como “poté” (palabra creole derivada del verbo francés “porter”, llevar), son amigos o relacionados de los trabajadores cuya misión es llevar dinero y mercancías a uno y otro lado de la línea fronteriza, a cambio de una tarifa.
Los haitianos no son muy dados a revelar quienes son estos emisarios, ya que cada “poté” recoge dinero y mercancías de varias personas al mismo tiempo y en distintos barrios y parajes, lo que los hace especialmente vulnerables a asaltos y extorsiones.
Los “potés” son responsables del trasiego del 33.1% de las remesas enviadas por los haitianos empleados en el sector construcción en las ciudades, y del 69.7% de los envíos desde los campos.
Se registra, a su vez, que la mayoría de los haitianos en las ciudades usan el servicio de las remesadoras, ya que el 62.4% dijo utilizar esta modalidad de envío de dinero al exterior.
El predominio de la modalidad informal del envío de dinero no solo se realiza mano a mano. Las compañías de autobuses que cruzan hacia Haití ofrecen también el servicio de paquetería y remesas, y algunas de estas empresas también operan de manera informal, sobre todo las pequeñas.
Como norma general estas últimas compañías las componen individuos dueños de guaguas de transporte y suelen cobrar aproximadamente el 10% de la cantidad remesada por el procesamiento del envío.
Entre sus servicios se encuentra también el cambio de pesos por gourdes. Sus rutas desembocan en Puerto Príncipe, y desde ahí personas, dinero y paquetes se enrutan a sus destinos finales, que suelen ser campos aislados en remotas regiones del vecino país.
Actualmente, el Banco Central de la República Dominicana está trabajando en un proyecto de segregación del renglón remesas, ya que solo aparecen como remesas familiares en la parte del ingreso. La contrapartida, del sector egresos aún no figura en sus estadísticas.
La República Dominicana, con las remesas enviadas por los haitianos radicados en el país, se ha convertido en un importantísimo soporte de la economía haitiana.
Un renglón nunca clarificado del todo
Freddy Ortiz, presidente de la desaparecida Asociación Dominicana de Empresas Remesadoras de Divisas (ADEREDI), explica que nunca ha sido posible llevar un cálculo exacto de cuánto dinero los haitianos envían a su país de origen mientras trabajan en la República Dominicana, ya que la mayor parte de estas transacciones no se registran en ninguna parte.
“No hay ni siquiera un control migratorio del todo confiable, entonces es imposible hacer un control exacto del dinero que ellos envían. Los haitianos prefieren la informalidad”, subraya Ortiz. La cantidad calculada según los datos de la investigación de la OMLAD, no obstante, caen muy cerca del aproximado de 1,000 millones de dólares que tradicionalmente se han proyectado como lo enviado por concepto de remesas desde la República Dominicana hacia el vecino Haití. (Fuente: El Caribe)
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