Tripolí/Washington. Altos cargos militares de Estados Unidos confirmaron ayer que el convoy en el que viajaba Muamar el Gadafi, de quince vehículos, fue atacado por un avión no tripulado, un "drone", y después fue abordado por los rebeldes, que capturaron al dictador.
Así lo aseguraron altos mandos militares a la cadena de televisión NBC, quienes informaron que un avión Predator estadounidense no tripulado lanzó un misil Hellfire contra el convoy que transportaba al dictador libio cuando intentaba huir de Sirte, su ciudad natal.
Según los funcionarios, que pidieron el anonimato, tanto el Predator como un avión de combate de la OTAN lanzaron misiles y alcanzaron a varios vehículos.
Gadafi estaba en la caravana, o cerca de ella, según los militares, pero al parecer logró salir por un tubo de drenaje cercano, donde fue capturado por las fuerzas de Consejo Nacional de Transición (CNT).
Fue capturado tras la caída del último foco de resistencia en Sirte, la misma ciudad que lo vio nacer, donde los últimos hombres fieles al dictador plantaron batalla durante más de un mes, después de que los milicianos se hubieran hecho a finales de agosto con el control de Trípoli, de donde Gadafi se vio forzado a huir.
Él y su círculo más cercano, entre los que se encontraban sus hijos Mutasim y Saif al Islam, el antiguo ministro de defensa Abu Baker Yunis y el jefe de los servicios de inteligencia, Abdala Sanusi, resistieron calle a calle en un espacio cada vez más reducido hasta que los rebeldes lograron doblegar su desesperada resistencia.
Aunque los relatos difieren, parece que Gadafi se encontraba con un grupo de guardas escondido en un zulo, donde fue encontrado y detenido con vida.
Así lo demuestran unas imágenes difundidas por el canal catarí Al Yazira en las que, quien fue el intocable líder del país durante 42 años, observa desorientado y con el rostro y parte del pecho ensangrentados y como un grupo de rebeldes lo zarandea, lo empujan y lo suben a la parte delantera de un coche.
Junto a Gadafi, fue detenido su hijo Mutasim, que también está muerto, al igual que Saif al Islam, quien estaba llamado a heredar las riendas del poder y que antes de la caída de Trípoli se convirtió en la cara mediática del régimen. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saludó ayer el "fin de un capítulo largo y doloroso" con la muerte del dictador Muamar el Gadafi y la victoria del pueblo libio, que "ha ganado su revolución".
"Podemos decir de manera definitiva que el régimen de Gadafi ha llegado a su fin", declaró Obama, en una declaración en la Rosaleda de la Casa Blanca en la que saludó la "oportunidad para que el pueblo libio decida su propio destino".
El Departamento de Estado de EE.UU. advirtió ayer a Siria y Yemen de que la muerte de Gadafi muestra que "a un puño de hierro suele esperarle un final amargo", mientras prosiguen las revueltas populares contra sus regímenes.
Miles de libios celebraban en las calles de Trípoli con muestras de júbilo la muerte de Gadafi, contra el que se levantaron hace casi nueve meses.
Ondeando banderas tricolores, tocando el claxon, cantando canciones, bailando y lanzando alabanzas a Dios, en todas partes de la ciudad festejaron la muerte del coronel a manos de los rebeldes en Sirte, ciudad que vio nacer y morir a quien gobernó el país durante 42 años.
"La sangre de los mártires no se olvidará" gritaban a coro cientos de personas congregadas en la antigua plaza Verde de Trípoli, que rebautizaron con el nombre de la plaza de los Mártires.
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